2024-11-02
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Igor Arroyo: «Carta abierta a la señora Barcina»

El portavoz de LAB, Igor Arroyo, escribe una carta esclarecedora sobre los sucesos del Paseo Sarasate en la pasada Huelga General del 26-S.

Igor Arroyo Leatxe
Portavoz de LAB en Nafarroa
«Carta abierta a la señora Barcina»

«Sra. Barcina:

La mañana siguiente a la Huelga General del 26-S, usted realizó unas declaraciones que ilustran la decadencia ética y política del españolismo neoliberal que usted representa en Navarra. Habló en la sede del Parlamento de Navarra, mancillada la víspera por la presencia, ilegal, de policías españoles, quién sabe si armados, en su interior. Por supuesto, usted no hizo ninguna referencia a esa violación del Parlamento navarro, no condenó la insólita agresión sufrida por el Diputado por Navarra Sr. Cuadra, no tomó en consideración las reivindicaciones de la marea humana que llenó Pamplona ni tampoco hizo ningún tipo de autocrítica por la actuación de la Policía Foral, que está a las órdenes de su Gobierno. Al contrario, fueron unas declaraciones ideadas exclusivamente para fustigar y denostar a esa parte considerable de la ciudadanía navarra que decidió hacer huelga y movilizarse para rechazar los recortes y exigir un cambio social.

Usted mintió al afirmar que las huelgas de LAB y ELA no obtienen un gran seguimiento entre los trabajadores y trabajadoras navarras. De hecho, el miedo que tiene usted, y la elite a la que representa, al respaldo con el que cuentan nuestras convocatorias está más que demostrado por varios hechos. En primer lugar, su Gobierno desobedece conscientemente resoluciones judiciales al establecer los servicios mínimos, con el objetivo de que varios miles de trabajadores y trabajadoras no puedan ejercer su derecho a la huelga. La Sala de lo Contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Navarra ha anulado por dos veces los servicios mínimos establecidos para la administración en anteriores convocatorias por no estar suficientemente justificados; así lo argumentamos los sindicatos en nuestras alegaciones, y sin embargo su Gobierno ha vuelto a imponer esos mismos servicios mínimos, porque sabe que su anulación llegará, en todo caso, después de la jornada de huelga. Por otra parte, ustedes impusieron en transporte unos servicios mínimos que doblan los establecidos en marzo, con el argumento de que esta vez UGT y CCOO no convocaban; sin embargo, ustedes saben que los servicios mínimos no se deben establecer en base a los convocantes, sino en base a las características del servicio, esto es, si éste es o no es esencial.

Esta auténtica guerra sucia contra la Huelga también se reproduce en el ámbito privado. Sin ir más lejos, en Volkswagen se coaccionó a trabajadores para sustituir a huelguistas, algo que también es ilegal. Las amenazas fueron igualmente una constante en el Corte Inglés y en otros muchos centros de trabajo, sin que su Gobierno ni Inspección de Trabajo se preocupara en absoluto por ello. Es más, pensamos que hubo una operación orquestada entre Patronal, UPN y PP para sabotear la Huelga, como denotan las sospechosas declaraciones de la Delegada del Gobierno Sra. Alba en una cadena de radio a las 9:00 de la mañana: puso como ejemplo de “normalidad” y “escaso seguimiento de la huelga” los casos de las villavesas y Volkswagen, donde precisamente sucedieron las vergonzosas maniobras (ilegítimas e ilegales) que he descrito.

Otro hecho que demuestra la falsedad de sus valoraciones sobre el éxito de la Huelga es la manipulación que realiza su Gobierno sobre los datos de seguimiento. A la hora de realizar el recuento en el sector público, ustedes contabilizan el total de la plantilla, incluyendo a las personas que no les toca trabajar el día en cuestión, o que están de baja, excedencia o vacaciones. En cualquier caso, lo cierto es que el 26-S no llegó a las cotas de marzo por la decisión de UGT y CCOO de no sumarse a la misma, pero tuvo mayor respaldo que las tres huelgas convocadas con anterioridad por los sindicatos abertzales. Y por eso están ustedes tan preocupados.

Por último, está el hecho contundente y constatable de la manifestación del mediodía, esas 20.000 personas que abarrotaron todo el recorrido previsto. Usted no ha visto una manifestación tan grande en Pamplona como ésta de septiembre y la anterior del 29 de marzo. Me corrijo: usted participó una vez en una manifestación de parecidas dimensiones, la que en 2007 reivindicó que Navarra debía permanecer ligada a España; la diferencia es que en aquella ocasión la mayoría de los manifestantes vinieron de fuera y el 26-S todos eramos navarros y navarras. Así que esa cantinela de que “la mayoría de trabajadores permanecieron en su puesto de trabajo” es una réplica poco original de la consigna con la que los asesores de Rajoy tratan de menospreciar la creciente movilización social (la mayoría de españoles están en sus casas, repite el gallego).

Pero lo que realmente le envilece a usted como Presidenta y como persona es aquella afirmación de que LAB y ELA arrastran a grupos violentos, en referencia a los altercados que comenzaron en el Paseo Sarasate cuando aún no había finalizado el mitin sindical. Lo ocurrido en Sarasate no es grave, es gravísimo: se puso en peligro la seguridad y la vida de 20.000 personas. No estoy exagerando: hace seis meses Iñigo Cabacas murió en Bilbao como consecuencia del impacto de una pelota de goma. Y el 26-S la policía lanzó varias docenas de ellas en dirección a la estatua de los Fueros, donde estaba el grueso de manifestantes; varios resultaron heridos y uno de ellos ha salvado el ojo por poco.

No fueron los únicos hechos violentos de la jornada, ni mucho menos. Las diferentes policías atacaron y golpearon a huelguistas en varios puntos de la Comarca de Pamplona, también en el propio centro de la Ciudad y ante los medios de comunicación. A la mañana, la Policía Nacional cargó contra una cadena humana en una calle peatonal, junto al Corte Inglés, y a la tarde golpeó a un grupo de personas que se había sentado en la zona peatonal del Paseo Sarasate ante la vulneración de su derecho (reconocido incluso por la legislación española) a formar un piquete. Ya hay varias denuncias judiciales interpuestas y habrá bastantes más.

Pero volvamos al Paseo Sarasate, una y media de la tarde. Usted ha insistido en que los hechos violentos ocurridos en dicho lugar son "inaceptables". Pero, si realmente no los aceptaba, ¿qué hizo usted para que no sucedieran o para que cesaran una vez iniciados? Mi aportación está grabada por las cámaras: pedí insistentemente, desde el estrado, que la gente se sentara; bajé y busqué al mando de la Policía Nacional para pedirle que se retiraran de las inmediaciones; me dirigí a la primera fila de manifestantes indignados por la actuación policial llamando a la calma (y no fui el único).

¿Cuál fue su actuación antes, durante y después de que estallara la batalla campal en el Paseo Sarasate? ¿Qué órdenes tenía el dispositivo de la Policía Foral que estaba situado frente al Parlamento? Según testigos presenciales, la actitud de esos policías era de desprecio y provocación hacia los manifestantes; uno de ellos se acercaba a la marcha blandiendo su escudo, se retiraba y volvía a acercase con la misma actitud desafiante. Al parecer, algún manifestante lanzó un petardo hacia la zona donde estaban los policías forales. Y seguidamente éstos comenzaron a cargar hacia la multitud. Esta carga sucedió mientras yo hablaba desde el estrado. Tal y como muestran los vídeos, un parlamentario foral se dirigió a los policías forales preguntando si estaban locos. Pero la actuación de la Policía Foral ya había reventado el mitin sindical, la Policía Nacional cargaba en varias direcciones y algunas docenas de manifestantes les lanzaban botellas.

Hay dos hipótesis para explicar estos hechos. La primera: la acción de la Policía Foral fue consecuencia de la negligencia de uno o varios de sus miembros. Reforzaría esta hipótesis el hecho de que el mando parecía tener dificultades para controlar a sus subordinados, la afirmación del mando de la Policía Nacional de que “a los forales se les ha ido de las manos”, así como la decisión de la delegación del Gobierno de poner un cordón de nacionales por delante de los forales del Parlamento durante la manifestación de la tarde, como si quisiera asegurar que no la volvían a liar. Esta hipótesis no exculpa a la Policía Foral y Nacional, ni a Delegación del Gobierno, ni a usted y su consejero de Interior, puesto que unos policías negligentes en un día de Huelga son una auténtica bomba de relojería que de ninguna manera se puede poner en la calle; y porque una vez iniciado el conflicto, la Policía Nacional se dedicó a echar más leña al fuego (un policía comentaba entre risas a su compañero que iban a aprender una palabra nueva, pues desde la radio les instaban a cargar “con brío”).

Pero hay otra hipótesis más terrible: que los disturbios de Sarasate fueran provocados deliberadamente, que se tratara de un montaje policial con objetivos políticos, como aquel de Sanfermines del 78. Esta hipótesis se refuerza por el momento y lugar donde estallan los disturbios, por la antes mencionada actitud provocativa de la Policía Foral y por la presencia de policías infiltrados entre las personas que lanzaban botellas.

En cualquier caso, debería de crearse una Comisión de Investigación, a ser posible desde el Parlamento de Navarra, para esclarecer todos estos aspectos. Los organizadores, por nuestra parte, deberemos tomar medidas para que no vuelvan a ocurrir hechos similares, situando un cordón de seguridad ante cada retén policial con el objetivo de evitar futuras provocaciones policiales y que nadie caiga en ellas.

Supongo que la lectura de esta carta no supondrá ningún cambio en su pensamiento ni en su actitud. Al fin y al cabo, usted nos considera, a mí, al Sr. Cuadra, a los agredidos durante el 26-S y en general a los miles de huelguistas, enemigos sin identidad y sin derechos, algo así como afganos para los soldados estadounidenses o, por poner un ejemplo más próximo, navarros y navarras irredentas para un virrey castellano. Por suerte, ni la policía ni los montajes ni sus cínicas declaraciones van a frenar el hundimiento de su Gobierno. Cada vez más trabajadores y trabajadoras están saliendo a la calle, cada vez más gente reivindica la dimisión de su Gobierno, cada vez más sectores piden la apertura de un debate sobre el futuro económico de Navarra y su relación con el resto de Euskal Herria, donde la ciudadanía tenga la palabra y la decisión. Así que espero que para la próxima usted ya no esté en el Palacio de Navarra. »

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