Hemos comparecido en Gasteiz para informar sobre tres situaciones que han tenido lugar en los últimos meses en Araba. Concretamente, una trabajadora ha sido despedida en el Hotel Palacio Elorriaga tras quedarse embarazada; se ha producido un intento de agresión sexual en una empresa subcontratada por la Diputación Foral de Araba; y, en la empresa Transportes Hombres Barreira, una trabajadora ha sufrido acoso sexual por parte de compañeros y superiores jerárquicos.
LAB ha comparecido en Gasteiz para denunciar públicamente tres casos de discriminación y violencia machista contra las mujeres en el espacio laboral.
Desgraciadamente, no son casos aislados, no son los primeros, ni serán los últimos que se den. Las situaciones de discriminación y violencia contra las mujeres en el terreno laboral es algo que se da todos los días, pero que no se dice, no se denuncia, no se cuenta.
La violencia contra las mujeres es una herramienta del sistema heteropatriarcal para mantenernos en los roles impuestos por este sistema, para tenernos sumisas, obedientes y calladas, cumpliendo el mandato de género y los roles impuestos.
La violencia machista en el espacio laboral no difiere de la que se da en la sociedad en general. Es un reflejo de ella entrecruzándose, además, con relaciones jerárquicas y de poder que complican aún más su detección y denuncia.
La violencia queda oculta porque atreverse a denunciar no es fácil. Hay todo un sistema detrás que no nos protege. La amenaza o el miedo a perder el trabajo es una realidad. El cuestionamiento de nuestra palabra, una constante. Encontrar quien testifique a tu favor en el centro de trabajo se convierte en un imposible.
La impunidad de los agresores en el ámbito laboral se da más a menudo de lo que quisiéramos creer porque quedan protegidos por las empresas o porque son los propios empresarios quienes la ejercen.
Las empresas no elaboran ni ponen en marcha protocolos contra el acoso sexual y por razón de género favoreciendo, implícitamente, que se dé una impunidad cuando estos casos son denunciados.
Los protocolos, cuando los hay, no se abordan de manera correcta, desprotegiendo a la denunciante, cuestionando su palabra, no separándola del agresor. Esto, hoy día, es una constante por más que no queramos verlo.
Tampoco desde las empresas se ponen en marcha medidas de conciliación reales ni para fomentar la corresponsabilidad, despidiendo a las mujeres cuando se quedan embarazadas o al ser madres.
Desde LAB, no vamos a dejar pasar ni un caso de este tipo que llegue a nuestro conocimiento. Vamos a denunciar todos y cada uno de ellos y a todas y cada una de las empresas y sus empresarios.
Vamos a proteger, acompañar y estar junto a toda mujer que denuncie este tipo de casos porque sabemos que, precisamente, el sistema se basa en el miedo a la denuncia porque se cuestiona nuestra palabra, se nos responsabiliza de lo sucedido y se dificulta el apoyo de compañeras y compañeros por el miedo a perder el trabajo debido a las relaciones jerárquicas de poder.
Tenemos creadas redes de mujeres para defendernos y acompañarnos entre nosotras.
Cabe decir que estas agresiones van a ser respondidas.
Animamos a todas las mujeres a que no dejen pasar ninguna agresión. Exigimos a las instituciones implicadas a que obliguen a las empresas a poner en marcha medidas que acaben con situaciones de discriminación y que sancionen a las que las incumplan. Exigimos a Inspección de Trabajo que ponga en marcha medidas preventivas. Exigimos a las empresas y a las instituciones que elaboren y apliquen protocolos contra el acoso sexual y por razón de género y aseguren entornos de trabajo libres de toda violencia y discriminación contra las mujeres.
Tres ejemplos
Estos son los casos que hemos denunciado en la comparecencia de hoy:
1.- El pasado día 25 de septiembre de 2018, el Hotel Palacio Elorriaga despidió a una trabajadora, tras siete años de relación con la empresa, por estar embarazada. El hotel procedió a notificarle el despido 2 semanas después de que la mujer comunicara su estado. La trabajadora impugnó el despido y el 22 de enero se celebró el juicio, por lo que actualmente estamos pendientes de una resolución judicial.
2.- El 2 de noviembre de 2018 tuvo lugar un intento de agresión sexual en una empresa subcontratada por la Diputación Foral de Araba por parte de un trabajador de la empresa hacia otra trabajadora de la misma. La trabajadora denunció los hechos y el agresor ha sido condenado por un delito leve de coacciones y se le ha impuesto una orden de alejamiento. A pesar de esto, la empresa no ha puesto ningún medio para que esto no vuelva a suceder. A lo que hay que añadir que ni la Diputación ni la empresa de seguridad disponen de un protocolo específico de prevención de acoso sexual o acoso por razón de sexo.
3.- En la empresa Transportes Hombres Barreira se ha dado otro caso de acoso sexual durante meses contra una trabajadora por parte de sus compañeros y superiores jerárquicos. Esta situación se ha alargado durante un tiempo hasta que la trabajadora no ha aguantado más y ha decidido denunciar los hechos. La dirección de la empresa Transportes Barreira ha sido cómplice de estos hechos, ya que no ha actuado para poner fin a esta situación: proteger a la trabajadora, buscar responsabilidades y poner en marcha medidas para que no vuelva a suceder más algo así. Además, la empresa ha faciltado a los acosadores el acceso a datos personales de la trabajadora, contribuyendo de este modo a la continuidad del acoso.