El insuficiente número de profesionales presenciales para atender a los residentes en un día normal, la organización del trabajo y las condiciones laborales de los y las trabajadoras, están en el origen de esa desatención del un sistema residencial asistencialista, que se ha convertido en un sistema de desatención, y que la escasa, y cada vez menor calidad del mismo, recae en las pésimas condiciones en las que se presta, es decir, recae, en las precarias condiciones laborales de los y las trabajadoras.
El Diputado General, miserablemente, aprovecha la campaña electoral y utiliza la mentira para justificar un sistema de Dependencia deficiente en términos de calidad que el PNV ha impulsado. Un sistema de Dependencia de naturaleza social y de titularidad pública, que es gestionado por la iniciativa privada, principalmente por mercantiles, que priman y primarán el beneficio a la calidad asistencial, aprovechándose de una regulación escasa y obsoleta, carente de un establecimiento de ratios personal trabajador – personal usuario adecuados a las necesidades de estos y de la salud de lo y las trabajadoras. Exprimiendo las reformas laborales para organizar la prestación del servicio, a la carta. Imposibilitando la conciliación laboral y personal de los y las trabajadoras, con calendarios irregulares, jornadas partidas y parciales. Una compensación salarial miserable para con la ingente tarea que prestan los y las trabajadoras y total ausencia de medidas preventivas para garantizar una prestación del servicio libre de daños para la salud de los y las trabajadoras.
Un sistema de atención a personas en situación de Dependencia con escaso fundamento humano y mucha ingeniería fordista, organizado para que se realice como si de una cadena de montaje de piezas metálicas se tratara y a destajo. Un sistema en definitiva que recae en las espaldas de los y las trabajadoras y en sus precarias condiciones laborales.
El Diputado General, una vez más, nos demuestra su escasa ética y su miseria humana. Quizá no sea consciente, pero un conflicto de incuestionable dimensión, se esta gestando. Llegará y estallará en el momento en el que todos y todas las trabajadoras acuerden un posicionamiento conjunto y consensuado, con altura de miras, recorrido y sin miedo alguno. Ello, en un hecho de responsabilidad como trabajadoras, como profesionales de la atención a personas dependientes y como futuras personas usuarias de los servicios.