En opinión de la Plataforma contra la Privatización de Kutxabank, superar los test de estrés no supone ninguna garantía para demostrar la solvencia real de la banca, el valor real de sus activos y mucho menos el papel de servicio público, de implicación en el tejido productivo y en la contribución a un reparto equitativo de la riqueza.
Superar los test de estrés no significa que se cumpla la función social que debería ser exigida
«Superar los test de estrés no supone que el sistema financiero cumpla con su función social. Este es un test de estrés realizado por los propios bancos y el Banco Central Europeo por medio de la consultora Oliver Wyman, después de que se hayan puesto a disposición de los bancos decenas de miles de millones de euros para garantizar los intereses de sus accionistas.
En palabras de Mario Fernández, presidente de Kutxabank, una vez realizadas las operaciones necesarias para conseguir buena nota, toca vender las acciones y mejorar las expectativas de beneficio de los accionistas.
En opinión de la Plataforma contra la Privatización de Kutxabank, superar los test de estrés no supone ninguna garantía para demostrar la solvencia real de la banca, el valor real de sus activos y mucho menos el papel de servicio público, de implicación en el tejido productivo y en la contribución a un reparto equitativo de la riqueza. Las entidades quebradas en la crisis y sostenidas ahora y en el futuro con dinero público (Bankia, Catalunya Caixa, las irlandesas, etc.) pasaron los anteriores test y controles. Superar los test de estrés tampoco significa que las entidades financieras vayan a dar crédito, que es su principal función.
Estos test se han hecho con criterios nuevos, que son más que cuestionables desde una perspectiva social. El compromiso de las entidades financieras con el tejido productivo era penalizado, lo que ha llevado a que, por ejemplo, para sacar mejor nota, las entidades financieras hayan vendido paquetes importantes de acciones de empresas estratégicas y significativas. Actuaciones como las desarrolladas por Kutxabank, que ha reducido sus activos en empresas industriales o ha vendido a Fondos Buitres contratos con clientes por valor de 340 millones de euros (a cambio de obtener tan solo 5 millones de euros, una vez descontadas las comisiones de los intermediarios), obtener beneficios aunque sea a costa del incremento de las comisiones, los desahucios o la disminución de la obra social, la pérdida de empleo o los salarios de las trabajadoras y trabajadores, suben la nota en los test de estrés, lo que no significa, ni mucho menos, que se cumpla la función social que debería ser exigida a las entidades financieras.
Desde nuestra Plataforma queremos señalar que si Kutxabank hubiese comprado otras entidades financieras, como reiteradamente ha planteado la actual dirección de esa entidad, así como los partidos que han apoyado el actual proceso de privatización, su nota en el test de estrés hubiese sido bastante más baja.
El test de estrés, siguiendo su propia lógica, viene a confirmar que no es necesario vender las acciones de Kutxabank. Debería adoptarse el compromiso de que no entre capital privado en su accionariado, y mantener el 100% de las acciones fuera del control del capital privado. Queremos recordar que la actual Ley de Cajas permite mantener el 100% de las acciones en manos de las Fundaciones Bancarias con ciertas condiciones, entre las que se encuentra crear un fondo relacionado con la solvencia. La creación de ese fondo, cuya cuantía no se ha concretado nunca, ha sido uno de los argumentos esgrimidos por la dirección de Kutxabank para dar entrada al capital privado en el futuro. Los datos del test de estrés permiten defender que dicho fondo debería ser muy pequeño, y por tanto, Kutxabank debería negarse a que entre capital privado en su accionariado. »