LAB, como es público, ha elaborado una propuesta de nuevo modelo de comedores. En dicha propuesta se habla de la orden de comedores del año 2000, que declaramos abolida. Hacemos referencia a esta orden por ser el instrumento que ha sido utilizado por parte de este Departamento de Educación para alimentar el nocivo modelo de catering, amparándose en las normativas sanitarias que, según el Departamento, el catering garantiza.
LAB tiene dudas acerca de este argumento. Creemos firmemente que el principal objetivo del Departamento es externalizar todas las cocinas, dando paso a las empresas de catering, empresas de dudosa ética empresarial, como se ha venido viendo con el caso de la denuncia por competencia desleal por parte de la Agencia Vasca de la Competencia.
Dudosa ética empresarial que también se refleja en las condiciones laborales que se imponen al personal educador externalizado, con jornadas precarias y que se gestiona como si fuera otra mercancía más, apelando a sus servicios según necesidad de la empresa de turno. Todo ello destinado al ahorro de un dinero que ya se ha abonado por el presupuesto que sale de nuestros impuestos, mediante las correspondientes licitaciones, sin olvidar que estas prácticas no tienen ningún efecto, luego, en las cuotas de las familias.
Para concretar, se abona doblemente, una por las licitaciones (recordemos que se destinan 35 millones de euros) y otra por las cuotas de las familias que contribuyen con unas cuotas de 80 euros de media, tengan o no cubierto el cupo de personal necesario.
A menudo también utilizan el argumento de que montar una cocina es más caro. Podemos demostrar con documentación del propio Departamento que no es así. Montar un office o una cocina in-situ, sale más o menos lo mismo, pero es importante la diferencia que se vive con una alimentación preparada en la misma mañana con otra que pueda haber sido efectuada con días de antelación.
LAB revindica asimismo que se pueda introducir alimentos locales y agro-ecológicos- Lo hacemos desde el punto de calidad de los alimentos, claro está, pero también en pro de la defensa de nuestro primer sector, rico y minusvalorado por nuestras instituciones.