Mañana es 21 de marzo, Día contra el Racismo y la Xenofobia. LAB se reafirma en los contenidos de la resolución aprobada en mayo de 2017 en Gasteiz en su 9º Congreso, además de realizar un llamamiento a participar en las iniciativas organizadas para los próximos días, entre ellas, la movilización “Ciudadanía plena para todxs” que se realizará en Bilbo (19:00, Arriaga).
Además, LAB hace una llamamiento en las actividades convocadas por SOS Racismo de Nafarroa bajo el título de “Mujer y migración”. El 22 de marzo se presentará la asociación de trabajadoras del hogar de Nafarroa “La Rebelde” en el Gaztetxe Maravillas a las 19:30. El 23 de marzo, “Adela”, presentación de la autodefensa laboral de la Asamblea Popular de Carabanchel a las 19:00 en Zabaldi. Finalmente, el 24 de marzo partirá desde la Plaza del Castillo una manifestación contra el Racismo y la xenofobia a las 12:00 y a las 13:00 habrá un aperitivo antirracista en el Gaztetxe Maravillas.
Resolución
Esta es la resolución aprobada en el 9 Congreso Nacional de LAB:
Todas y todos los trabajadores de los pueblos oprimidos y explotados del mundo tenemos el mismo objetivo: erradicar el sistema capitalista, heteropatriarcal y neocolonial que agrede nuestros cuerpos, nuestros pueblos, nuestra vida y el planeta
Nos enfrentamos a una crisis global, a una crisis sistémica y civilizatoria sin precedentes para la humanidad. Una de las características principales del sistema es la crisis ecológica. A consecuencia de ella, se dan fenómenos como la desertificación, el agotamiento de los recursos naturales, el saqueo de tierras y de agua y el destierro de comunidades. Una de las estrategias del imperialismo es el sometimiento de la soberanía de los pueblos a nuevos tratados de libre comercio. También promueve guerras y conflictos de todo tipo, a raíz de los cuales viene la mal llamada crisis de personas refugiadas, con innumerables muertes de personas migrantes en el Mediterráneo y en las diferentes fronteras del mundo, intensificando, al mismo tiempo, la violencia contra las mujeres y el tráfico de mujeres y niñas y niños. Junto a ello, existe una crisis en las labores de cuidado que agudiza aún más la cadena global de labores de cuidado que realizan las mujeres en el mundo, promoviendo las migraciones y los puestos de trabajo precarios y, en ocasiones, semi-esclavos que se crean en nuestros pueblos. Asimismo, se criminalizan las movilizaciones sociales. Todo esto y más es producto de la avaricia de un sistema que ha hecho de la acumulación y concentración de capital su seña de identidad.
Millones de personas están obligadas a abandonar sus pueblos, viviendas, trabajo y familia por razones económicas, ecológicas o a consecuencia de conflictos bélicos. Se calcula que 65 millones de personas se han desplazado en los últimos tiempos. Se trata de un número cercano al de la Segunda Guerra Mundial. Sabemos que hay guerras. Se ocultan las razones y responsabilidades de estas guerras, no interesa que se conozcan. Saldrían a la luz delitos, negocios y trapos sucios a cuenta de miles de muertes, al tiempo que se conocerían violaciones y todo tipo de actos violentos. La información nos llega manipulada, ya que los intereses del bloque económico son muy importantes. Deben mantener, sobre todo, el statu quo a nivel mundial para que los lobby armamentísticos (en 2014, las diez empresas de armamento más importantes obtuvieron 30.000 millones de dólares de beneficio), económicos y financieros decidan si debemos vivir o morir, y cómo lo debemos hacer.
Miles de personas se agolpan a las puertas de países de Europa, pidiendo una oportunidad de vida. La respuesta de Europa, sin embargo, dista mucho de ser solidaria, generosa. Se levantan muros, vallas de espinas y alambradas en el nombre de la seguridad, además de férreos controles militares y policiales. Europa deja a los pies de los caballos, al borde de la muerte, a las personas. Miles de niñas y niños se encuentran sin rumbo por Europa, bajo la amenaza de la trata y la explotación. Europa vulnera los derechos humanos más básicos. Las políticas y medidas adoptadas por las instituciones europeas responden a intereses económicos, financieros y bélicos que nada tienen que ver con nosotras y nosotros. Nos avergüenzan. Son necesarias otras medidas, entre otras:
Transformar el sistema de producción y consumo. El capitalismo, como sistema de producción y consumo, provoca daños en el medio ambiente e intensifica los efectos del cambio climático. Esto acarrea un castigo añadido: en el futuro, cada vez más personas van a tener que migrar para garantizar su supervivencia fuera de sus lugares de origen.
Poner en marcha medidas contra la trata de mujeres y menores de edad. Hay una red estructurada en torno a la trata de personas, sobre todo de mujeres y menores de edad, que se está intensificando a razón de intereses económicos. Debemos luchar de forma directa contra esta situación, denunciando públicamente a los grupos que promueven y protegen la trata con fines económicos y garantizando medidas eficaces. Se antoja imprescindible la implicación activa de los hombres en esta labor.
Revertir las políticas migratorias por ser reflejo de las guerras y del control de los recursos por parte de empresas multinacionales y estados imperialistas. Todas las personas tienen derecho a vivir dignamente con el fruto de su trabajo en sus países de origen. Nadie debería privarles de este derecho, tal y como sucede en la actualidad.
Erradicar el racismo y la xenofobia y suprimir las políticas que criminalizan a las personas migrantes y refugiadas. Las personas migrantes no son una amenaza. Nuestros verdaderos enemigos son las políticas de austeridad que se impulsan, en nombre de la seguridad y el miedo, a medida de los intereses imperialistas. No caigamos en la trampa. Trabajemos la solidaridad entre los pueblos y las personas.
Instar a las instituciones de Navarra y Comunidad Autónoma Vasca a que adopten políticas públicas y medidas eficaces en materia de empleo. El proceso de precarización de la vida y del trabajo en el que estamos inmersos nos empobrece, nos esclaviza a todas y todos. Estamos ante una agresión brutal en las condiciones de vida de las y los trabajadores en general y de las y los trabajadores migrantes en particular, que sufren los contratos (si los tienen) más precarios, los salarios más bajos y les son negados derechos laborales y sindicales. Debemos entender que nuestras luchas son una única lucha.
Políticas públicas eficaces para atajar la discriminación y vulnerabilidad de las mujeres migrantes. Las mujeres migrantes se llevan la peor parte. Son las principales víctimas de la precariedad laboral. Muchas de estas mujeres se encuentran en situaciones de discriminación y vulnerabilidad. Muchas de ellas trabajan en el servicio doméstico y de cuidados, y tienen problemas relacionados con las condiciones de trabajo, jornada laboral, salario o contrato.
Un sistema vasco de acogida. Instamos a las administraciones vascas a exigir y asumir plenas competencias para articular unas condiciones de acogida propias, en función de la realidad de nuestro tejido productivo y social y desde una perspectiva de solidaridad y cooperación internacional.
Todos y todas los trabajadores debemos tener los mismos derechos en cualquier lugar. Debemos construir entre todas y todos una nueva sociedad si queremos lograr realmente una nueva Euskal Herria plural y justa. Todas las personas que vivimos aquí, vengamos de donde vengamos, tengamos papeles o no, debemos tener oportunidades para vivir con dignidad en todos los ámbitos de la vida.
¡Nadie es ilegal!
Pongamos en el centro la lucha contra la violencia machista, a favor de un mundo sin violencia
¡Todos los derechos para todas y todos los ciudadanos del mundo!