Ayer tuvimos conocimiento de la muerte de un trabajador de 25 años en Marcilla, en la empresa Exkal, mientras estaba trabajando como electricista.
En primer lugar, desde el sindicato LAB queremos expresar nuestra solidaridad y apoyo a la familia y personas allegadas del trabajador muerto en estos duros momentos.
Pedimos que se investiguen las razones de la muerte de este trabajador y también sus condiciones y ritmos de trabajo.
En este año 2019 que acaba de empezar, ya son al menos tres las y los trabajadores que han muerto en el trabajo o a consecuencia de éste. Tenemos que denunciar que los accidentes mortales se están incrementando desde que se está recuperando la actividad económica, así, desde 2013 son al menos 308 las y los trabajadores que han muerto en el trabajo. Estos datos nos indican que los accidentes laborales no ocurren por casualidad y que nos encontramos ante un problema estructural.
Las condiciones laborales se encuentran tras todos los accidentes de trabajo. Los ritmos excesivos, las presiones o el autoritarismo generan diversas enfermedades y en ocasiones nos llevan a la muerte.
Tenemos claro que los accidentes laborales, ya sean traumáticos o no traumáticos, no ocurren por casualidad, sino que son una consecuencia directa de las relaciones laborales, la precarización y el deterioro de las condiciones laborales.
En LAB tenemos claro que necesitamos una vida y un trabajo dignos y que tenemos el derecho a volver con vida y con salud de nuestro puesto de trabajo. La única forma de acabar con esta carnicería son la organización y la lucha ya que será un cambio de relaciones laborales y de reglas del juego lo que nos lleve al cambio. Debemos hacer realidad un nuevo modelo, que priorice la vida y la salud de los y las trabajadoras por encima de los beneficios económicos de las empresas. Por ello, LAB hace una llamamiento a la lucha por unas condiciones de vida dignas para toda la clase trabajadora.