Es necesario poner en marcha urgentemente un plan integral de residuos en Osakidetza, interiorizando la reducción, la recuperación y el reciclado como responsabilidad propia.
Berriz, Igorre, Markina, Plentzia, Sondika, Hospital de Cruces… Estas no son entrañables poblaciones vizcaínas, no es esa la relación que les une. La relación que hay entre ellas son la cantidad de residuos urbanos que generan, alrededor de 2000 toneladas anuales.
El sindicato LAB el pasado 5 de diciembre presentamos un proyecto a Osakidetza. Proponíamos hacer una experiencia piloto en el Hospital de Cruces. Santiago Rabanal, Gerente de este Hospital, el 19 de febrero no contestó que la estaban valorando y que nos informarían lo antes posible.
El Hospital de Cruces en sus tres hectáreas de extensión está repleto de máquinas de Vending. El uso de envases de un solo uso es alarmante. Por esta razón planteamos que repitieran la experiencia llevada a cabo en el Hospital madrileño de La Paz. Es decir, implementar un sistema de Reverse Vending para que las personas usuarias valoren los envases. Es un sistema ya instaurado en diferentes países. Una máquina que te devuelve una parte del importe que has pagado cuando devuelves el envase vacío. Desde LAB propusimos 10 céntimos.
Al final el gerente nos ha respondido desestimatoriamente. Dice que hay problemas técnicos y que por otro lado han firmado un acuerdo con ECOEMBES.
Para comprender todo esto hay que conocer cuál es la situación:
El Hospital de Cruces es uno de los más grandes de Osakidetza. En 2017 generó 2.227.119 kg de basura, esto es 2.227 toneladas en un año. De estos residuos, 1.754,386 kg son los asimilables a residuos urbanos. Barakaldo, con una población de 100.000 habitantes, genera al año alrededor de 35.000.000 kg de basura. Es decir, el gerente de Cruces tiene la responsabilidad del 5% de la basura de Barakaldo. Una sola persona tiene la responsabilidad de lo que generan otras 5.000.
Ante esta situación nuestro proyecto planteaba modernizar nuestra gestión. En diciembre del 2018 les propusimos aumentar la cantidad de plástico a recuperar. En aquel momento se recuperaba solo el llamado plástico limpio, ese film transparente que envuelve la ropa y otros insumos. Un gestor se llevaba ese plástico, entre 5 y 10 toneladas anuales, para volverlo a convertir en materia prima. Las personas usuarias de este Hospital solo con las botellas de agua expedidas en las máquinas de Vending consumen 3,5 toneladas anuales de plástico. Nuestra propuesta era recuperar esos envases de las máquinas de Vending y que acabasen también como materia prima.
A LAB no nos han hecho caso, pero ha venido ECOEMBES con su maquinaria propagandística y han firmado un acuerdo para instalar un compactador para los envases. Aparentemente para reciclar más plástico. Si intención es llegar a las 100 toneladas anuales en ese compactador. Igual no se recicla pero se compactará y se pesará.
Esa es la cuestión, compactarán más basura amarilla con su compactadora nueva y la llevarán al vertedero. Y todo aquel plástico limpio que se separaba, ya no lo recuperará aquél gestor externo. Pero eso sí, de reciclar 10 toneladas de plástico, pasamos a compactar 100. No sabemos qué ocurrirá esas 100 toneladas, seguramente lo que a la gran mayoría de residuos urbanos, la eficiente “revalorización energética”. Ahí está el negocio de ECOEMBES, que ha convertido el reciclaje en un nuevo mercado eficiente para las multinacionales.
Resumiendo, entre Berriz, Igorre, Markina, Plentzia, Sondika y el Hospital de Cruces hay una gran diferencia, en uno de ellos, el Hospital, es administración pública y tiene un único responsable. La actuación de la administración debe ser transparente y debería ser la vanguardia en la gestión. Es preocupante la gestión de los residuos y no es aceptable que la administración se desentienda y no quiera asumir su responsabilidad. En el sindicato LAB lo tenemos claro, hay que cambiar el modelo de consumo. Pero en este cambio la administración tiene que ser punta de lanza y convertirse en un modelo para la ciudadanía. Para Osakidetza la responsabilidad es doble, ya que si esos residuos acaban incinerados tendrán un impacto directo en la salud de la ciudadanía. Es necesario poner en marcha urgentemente un plan integral de residuos en Osakidetza, interiorizando la reducción, la recuperación y el reciclado como responsabilidad propia.