El pasado mes de abril se alcanzó un acuerdo en la empresa SDA FACTORY de Gasteiz con el cual se pretendía cerrar una larga etapa de conflictividad judicial y colectiva, así como sentar las bases para dar comienzo a una nueva relación, más positiva, entre las personas que trabajan en esa planta, dirección y la propiedad. En dicho acuerdo, además de retirar varios litigios abiertos, se acordaron medidas económicas para, por un lado, paliar la enorme pérdida de poder adquisitivo sufrida por la plantilla, así como para ofrecer compensaciones por la aplicación continuada y sucesiva de varios expedientes de regulación de empleo (ERTEs) por necesidades productivas, supuestamente transitorias.
Además de estas medidas económicas, el comité de empresa se esforzó y presionó para que se introdujeran otras variables para crear otro tipo de garantías, tanto para su plantilla como para el proyecto industrial. Se tuvo en cuenta que todo el personal prácticamente había agotado su prestación de desempleo, y ante la posible repetición de nuevas medidas de regulación, se acordaron avales de apoyo económico, de darse el mismo caso en el futuro. Pero sobre todo, y lo más importante, se pactó reforzar el puesto de inyección en la empresa, que es clave en todo el proceso productivo, ya que alimenta al mismo.
Por desgracia, pasados solo unos meses, nos encontramos que el acuerdo se está aplicando de forma parcial. Y las medidas que apostaban por el progreso del proyecto se incumplen sistemáticamente. Así pues, aunque se hayan abonado una parte de las subidas salariales pactadas, no se han pagado otras que acumulan una deuda significativa con la plantilla y multiplica, a su vez, la incertidumbre y la falta de credibilidad en el proyecto. Aunque lo más grave es que la empresa ha comunicado que no va a reforzar la sección de inyección, y que dicho proceso será externalizado. El motivo expuesto es que “somos muy caros”. ¿Acaso no lo sabían cuando se alcanzó el acuerdo hace unos pocos meses? Todo su personal se siente engañado y presiente que de forma recurrente le están vendiendo humo, puesto que siguen sin cumplirse todas las justificaciones que fueron el origen para implantar y consumir el desempleo de todo el mundo.
No ayuda que además, en la ya mermada sección de I+D, corazón de progreso de cualquier empresa, se haya despedido (sin comunicación oficial a las o los representantes de la plantilla) a una de las 3 personas que quedaban, mientras que a otra persona le afectaban en el ERTE. Entretanto, la empresa se encuentra en una situación de extrema necesidad, ya que acumula rechazos, retrasos y cambios sucesivos en los distintos aparatos en desarrollo, de los cuales depende la supervivencia de la empresa. Y nadie entiende que se prescinda de personal, cuando todo su capital humano en I+D, que debería estar disponible para solucionar y atajar tantas dificultades.
Cabe destacar que el periodo actual de ERTE finaliza este 31 de diciembre. A partir de ahí, ni su personal ni el comité sabe qué ocurrirá. Desde luego, NO cumplir con un acuerdo, que se suponía vital, no ayuda a tejer la obligada confianza en un momento tan crítico como el que estamos sufriendo. Es por ello, que el pasado 12 de noviembre se realizó un paro y, en asamblea, se decidió retomar las movilizaciones. Por este mismo motivo, el comité comenzará con una ronda de contactos con diferentes agentes, que en su día estuvieron involucrados en todo este largo proceso, con objeto de conseguir adhesiones e informar de primera mano de todos los mencionados problemas.
Este mismo martes 19 de noviembre, representantes del comité de empresa han comparecido en el turno popular en el Ayuntamiento de Gasteiz como punto de partida para extender la peligrosa situación que vive la plantilla. Posteriormente se ha realizado frente a la sede consistorial una movilización en la que se han denunciado con mayor detalle los riesgos que acechan a la plantilla de SDA Factory y que pueden suponer definitivamente la desaparición de esta histórica fábrica de Gasteiz.