La secretaria general de LAB, Garbiñe Aranburu, y el secretario de Acción Social, Endika Pérez, han comparecido para realizar un análisis de los presupuestos de la CAV. Han denunciado que las reivindicaciones de las y los trabajadores no tienen reflejo presupuestario en un momento en el que hay muchas luchas activas: «No hay voluntad política de iniciar una transición a un nuevo modelo que ponga la vida en el centro».
Hemos destacado que el Gobierno formado por PNV y PSE aprobará unos presupuestos que cumplen al pie de la letra las órdenes neoliberales. El capital ha establecido el guión para salir de esta crisis sistémica:
– Apostar por el endeudamiento. Endeudamiento sin tocar la política fiscal, negándose a gravar más las rentas de capital o los beneficios empresariales. Endeudamiento presente, recortes futuros.
– Continuar con la privatización de los servicios públicos y con las políticas de transformación de los servicios públicos en espacios de negocio.
– Reducir salarios y profundizar en la precarización de las relaciones laborales.
– Destinar más dinero público a manos privadas.
En palabras de Garbiñe Aranburu, «este es, de arriba abajo, punto por punto, el guión que se recoge en estos presupuestos. No hay voluntad política de iniciar una transición a un nuevo modelo que ponga la vida en el centro. En el camino de dar solución a los problemas estructurales que hacen imposible el trabajo, la pensión y la vida dignas, se renuncia al cambio de rumbo que exigen las políticas públicas. Esto es una decisión política, una decisión a favor de la clase empresarial «.
La secretaria general ha criticado que se ignoren las reivindicaciones de las y los trabajadores; «decir que son unos presupuestos que no va a dejar a nadie atrás es un eslogan».
Concretamente, las y los trabajadores necesarios para sostener la vida no tienen el debido reconocimiento. Las y los sanitarios son trabajadoras y trabajadores imprescindibles para sostener la vida, así como las y los trabajadores del ámbiti de cuidados, limpieza, supermercados… La mayoría de estas y estos trabajadores son mujeres, y todas ellas se merecen algo más que los aplausos de los balcones. Muchos de estos sectores se están movilizando, han estado o están en la calle, dignificando sus condiciones laborales para poder ofrecer mejores servicios. Ayer tocó el turno a la huelga de Servicios Sociales, mañana en Osakidetza, las limpiadores guipuzcoanos también se están movilizando en contra de la brecha salarial…
No hay medidas presupuestarias para mejorar la situación de este personal:
– Respecto al personal de Osakidetza. Las reivindicaciones de las y los trabajadores para nuevas contrataciones, para reducir ratios, para reforzar la primera atención, no están recogidas. El Gobierno Vasco niega la negociación. Los asuntos de interés de las y los trabajadores están fuera del orden del día de la mesa negociadora, así como de los presupuestos.
– No hay voluntad política ni partida adicional para mejorar las condiciones laborales de las y los trabajadores de los servicios sociales, para publicitar los servicios que han sido privatizados y para empezar a cambiar el modelo asistencial de cuidados que está agotado y constituir un sistema público de cuidados.
– Mejorar las condiciones laborales en sectores precarios y feminizados o acabar con la brecha salarial no está en la agenda política. Muchos de estas y estos trabajadores trabajan por debajo del salario mínimo de 1.200 euros.
Privatización, mercantilización y recortes
No hay apuesta por reforzar los servicios públicos. El incremento excepcional en el programa Covid no revierte los recortes de años anteriores y queda lejos de destinar el 7% del PIB a Sanidad o el 6% a Educación. No se pone límites a la política de privatización, mercantilización y recortes que ha imperado en los últimos años.
En cuanto al trabajo, a las pensiones y a la vida dignas, ha pasado un año desde que hicimos la Huelga General. Salimos a la calle a denunciar que el problema de las condiciones laborales y de vida de las y los trabajadores es estructural. Es, además, una situación que se ha agravado con la pandemia. Así, no hay salario mínimo ni pensión mínima para poner coto a la destrucción y precarización de empleo. La pobreza va en aumento sin medida. Las necesidades van aumentando y, en el dinero que se destina a las prestaciones sociales, la cifra del año pasado ha experimentado un incremento insignificante.
Por otra parte, no es suficiente el apoyo a los sectores económicos especialmente afectados en la pandemia como la hostelería y el comercio local. Las ayudas que se conceden se quedan cortas y estas subvenciones no exigen un compromiso suficiente con el empleo.
Garbiñe Aranburu asegura que «sí, hablan de auzolan, pero con Confebask y con los intereses de las élites empresariales que éstas representan. Cuidan bien los intereses de la patronal y de las grandes empresas «.
En este sentido, se cierra la puerta a una reforma fiscal para recaudar más dinero y redistribuir mejor la riqueza generada. Al mismo tiempo, cada vez se pone más dinero en manos privadas. Transferencia al capital: se incrementa la partida en un 8% (774 millones de euros) para poner dinero público en manos privadas, fuera del control público y sin ninguna condición, sin comprometerse con el empleo.
Asimismo, destinan demasiado dinero a las grandes infraestructuras; tenemos el ejemplo del TAV.
Según la secretaria general, «el binomio formado por el partido sistémico y la patronal va de la mano y, hoy por hoy, en las instituciones no hay correlación de fuerzas suficiente para cambiar las políticas públicas».
Ante ello, tendremos que seguir activándonos, movilizándonos, tanto en los centros de trabajo como en las calles. «Es momento de grandes retos y deberíamos hacer un esfuerzo especial para construir alianzas entre los agentes en favor de la transformación, con objeto de construir los acuerdos sociales que exige esa transición del viejo al nuevo modelo», ha reivindicado Garbiñe Aranburu.