LAB hace una lectura crítica del proyecto de presupuestos de Navarra para el 2018, porque no están a la altura del cambio político y social por el que apostó la ciudadanía navarra. Son unos presupuestos que no están a la altura del cambio político y social que los y las trabajadoras queremos; no son unos presupuestos participativos en la medida en que los y las trabajadoras no hemos podido opinar y decidir qué tipo de presupuestos queremos para Navarra; y no son unos presupuestos soberanos, no responden a las necesidades de Navarra porque cumplen con el objetivo de déficit y el límite de endeudamiento impuesto desde Madrid. Hemos comparecido hoy en Iruñea para dar a conocer nuestra valoración.
El proyecto de presupuestos para el año 2018 presentado por el Gobierno de Navarra presidido por Uxue Barkos, un año más, nos deja unos presupuestos que no están a la altura del cambio político y social por el que venimos trabajando y por el que apostó la ciudadanía navarra.
Así, queda absolutamente en evidencia la nula voluntad del Gobierno de Navarra para la profundización y avance en el cambio social a través del instrumento más importante para desarrollar las políticas públicas que representan los presupuestos.
De esta forma, en lo que al cambio estructural de las políticas públicas se refiere desde LAB advertimos dos límites cuyo origen es bien distinto.
Por un lado, los límites impuestos desde Madrid por el Gobierno español con la complicidad del Régimen de UPN-PSN (con especial mención al bloqueo de la actualización del Convenio Económico que nos suponen entre 100 y 200 millones de euros al año) y por otro, los límites que desde Navarra nos marcan determinadas políticas del propio Gobierno de Geroa Bai de la mano de su elemento más representativo, el Vicepresidente de Desarrollo Económico, el señor Ayerdi.
1. Se respetan y aceptan las normas (límites) impuestas desde Madrid
Estos presupuestos respetan el objetivo de déficit, el techo de gasto y el límite de endeudamiento impuestos desde Madrid, por lo que unos presupuestos que respetan los límites y principios del neoliberalismo no resultan válidos para dar la vuelta a la situación.
Que el Gobierno de Navarra, en este sentido no va a realizar un ejercicio de desobediencia es algo evidente, pero otra cosa es que un Gobierno que se denomina del cambio elabore unos presupuestos sin criticar estos límites. El problema, por tanto, no es que los respete, sino que los haga suyos y los convierta en la base de su accionar.
2. No suponen un cambio en profundidad para el gasto social, ni un impulso en las políticas públicas
En el año 2010 el gasto social alcanzó su cifra más alta, cifra que por primera vez se supera con estos presupuestos. En 2010, 2.312,7 millones se destinaron a gasto social, y en 2018 se destinarán 2.320,7.
Así resulta si comparamos las cifras, pero si nos atenemos al peso del gasto social y lo comparamos con el del 2010, el establecido para el 2018 sigue siendo inferior. Entonces, el 12,5% del PIB iba destinado a gasto social, ahora el 11,2%. De esta forma, para igualar el peso el gasto social debería incrementarse en 266,6 millones.
El gasto social también ha bajado con respecto al su peso en el gasto general. EN 2010 de todo el gasto el %58,1 se gastaba en el ámbito social. Ahora el 55,8%.
Si atendemos a la evolución del Gobierno del cambio es cierto que se ha reforzado el gasto social año tras año, con respecto al pasado año, 58,3 millones. Pero esta no es una evolución ni una cifra que nos permita hablar de un cambio en profundidad en las políticas públicas o presupuestarias.
De hecho, con estos presupuestos el Gobierno de Geroa Bai no fortalece las políticas públicas ni el sector público. Si quitamos el dinero destinado al pago de la deuda, el peso del gasto se ha reducido en comparación el PIB. En 2010, el 20,7% del PIB iba destinado a políticas públicas. En 2018, lo hará un 18,5%, y el año pasado lo fue un 18,8%. Con UPN era un 18,6%.
El crecimiento del gasto social no llega al 3%, mientras que el gasto destinado a actividades de carácter económico representa el 7,9%. En consecuencia, mientras el dinero público destinado al ámbito privado crece el 7,9%, el incremento destinado a políticas sociales representa un 2,6%.
Por tanto, podemos concluir que verdaderamente no existe un cambio social en profundidad.
3. Para fortalecer las políticas públicas hay que aumentar los ingresos, y en esto tampoco hay grandes cambios
Desde LAB solicitamos incrementar el techo de gasto porque queremos más dinero para gasto social. Pero no solo esto, queremos y necesitamos unas políticas públicas que corrijan el modelo de desarrollo económico en favor de la iniciativa del sector público. Hoy no se puede hacer a través del endeudamiento, pero esta claro que los presupuestos se pueden mejorar y suponer un verdadero cambio si se aumentan los ingresos.
Hace un año el Gobierno de Navarra realizó la reforma fiscal que podía abrir la puerta a aumentar los ingresos e incidir en la justicia social a través del reparto de la riqueza, pero una vez analizados los presupuestos podemos decir que esto no ha sido así.
Es cierto, que los ingresos suben, concretamente 132 millones, pero de estos solo 6 han sido los millones que se han incrementado debido a la reforma. Lo cual quiere decir que los ingresos suben por el crecimiento económico y no por la reforma fiscal.
La reforma no ha supuesto un salto cualitativo en los ingresos, y no ha servido una establecer una fiscalidad más justa en Navarra porque de lo recaudado la mayor parte procede de las rentas del trabajo. En este sentido, lo que se va a recaudar del impuesto de sociedades es menor que lo recaudado en el año anterior.
4. No son participativos ni soberanos
Respecto a la forma, resulta ya inaceptable que un año más no se haya procedido a articular un proceso de participación efectiva de la ciudadanía y de los agentes sociales y sindicales. El debate y participación en los presupuestos es algo que nos concierne a todos y todas.
Como decimos siempre, en Navarra existe riqueza suficiente para garantizar los derechos y necesidades de la población, pero a la vista de los límites que nos impiden tener unos presupuestos soberanos, sociales y participativos, es necesaria la defensa y apuesta por el derecho a decir de la ciudadanía navarra. Navarra, y por tanto también sus ciudadanos y ciudadanas, tiene legitimidad para decir sobre sus presupuestos, su modelo económico y social, así como su auto gobierno y estatus político.