El 14 de junio se ha tenido conocimiento de la sentencia de la Sala de lo Social del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco que ha ratificado la previamente emitida por el Juzgado de lo Social n.º 6 de Bilbao el 23 de enero de este mismo año. La misma, condenatoria para la “Fundación Museo Guggenheim Bilbao”, mantiene la calificación de despido nulo por haber incurrido en vulneración del derecho fundamental de huelga y condena a la readmisión de la trabajadora despedida y al abono de los salarios de tramitación devengados así como al abono de una indemnización adicional por daños morales de 6.251 euros.
Los hechos se remontan al verano del año 2016, durante los meses de junio, julio y agosto, cuando la plantilla de 18 educadoras subcontratadas para el museo y organizadas en el sindicato LAB, protagonizaron diversas jornadas de movilizaciones y huelgas reivindicando la inclusión en los pliegos de licitación la cláusula de subrogación y mejoras en las condiciones laborales y salariales extremadamente precarias que padecían.
La respuesta de la Fundación Museo Guggenheim fue la internalización repentina del servicio que se pensaba seguir subcontratando, contando solo con 3 personas, aunque al 100% de jornada, frente a las 18 que habían venido prestando el servicio al 17% de media de jornada. Como remate de su decisión, estas 3 personas fueron las únicas no huelguistas, dejando en la calle al colectivo que respaldó las protestas al completo. Esta decisión respondía claramente a una venganza contra quienes reivindicaban condiciones laborales dignas y que hicieron pública la situación en la que se encontraban.
El Museo Guggenheim ha cumplido 20 años. 20 años ofreciendo condiciones laborales basadas en la precariedad, 20 años funcionando con algunas subcontratas explotadoras y 20 años vulnerando derechos como el derecho a huelga que tenemos todos y todas las trabajadoras. Pretende ser ejemplo y modelo de progreso y riqueza, pero esconde precariedad laboral, y no solo la esconde si no que es su motor bajo la brillante fachada.
El Museo Guggenheim Bilbao, presidido por Gobierno Vasco, Diputación Foral de Bizkaia y Ayuntamiento de Bilbao, no puede convertirse en una cadena de comida rápida, con trabajadores y trabajadoras de usar y tirar, donde lo único que importa es el brillo exterior. No se pueden permitir los enchufismos, ni los procesos de contratación opacos. ¿Es ésa la excelencia de la que presumen?
Queremos un museo de calidad donde por encima de todo se proteja la labor de los y las trabajadoras culturales, guías, educadores, auxiliares de sala, tienda, taquilla, limpieza… donde la subcontratación mediante ETTs ruines no sea la norma de funcionamiento. Un museo que aporte una riqueza cultural real y no de escaparate.
Desde el sindicato LAB celebramos, a pesar de todo lo sufrido por la plantilla en estos años, que al fin sea reconocida la injusticia de la que fueron víctimas, pues aunque se trate, por ahora, de la primera sentencia alusiva a una trabajadora, al hilo de la misma podemos augurar el reconocimiento de nulidad y por vulneración de derecho a huelga al resto de demandantes.
Queremos felicitarles y destacar su actitud luchadora durante todo el conflicto y la que han mantenido ante la vulneración de sus derechos, demostrando una vez más que la organización y la lucha son el camino a seguir contra la precariedad.