Trabajadoras de residencias de mayores de Araba se han movilizado en Gasteiz, ante la Diputación Foral, reivindicando condiciones laborales dignas en el sector a convocatorias de LAB, ELA, UGT y CCOO. La plataforma Pentsionistak Martxan ha dado lectura a un manifiesto para la dignificación de los cuidados.
-Ese es el manifiesto para la dignificación de los cuidados a las personas mayores:
"Cualquier ser humano o institución que trate de despojarme de mi dignidad, fracasará" (Nelson Mandela)
La dignidad es una cualidad inherente al ser humano; una condición reconocida en numerosos tratados y declaraciones internacionales.
La ONU en su Asamblea General celebrada en 1991, aprobó una serie de principios en favor de las personas de edad, en los que exhortaba a los gobiernos de todo el mundo, a tomar medidas para garantizar que toda persona tuviera derecho a “recibir un trato digno, independientemente de su edad, sexo, etnia, discapacidad u otras condiciones, debiendo ser valoradas independientemente de su contribución económica”.
¿Qué han hecho los gobiernos con estos principios? Utilizarlos para decorar sus declaraciones públicas y programas institucionales.
En Araba la atención a personas mayores lleva sufriendo importantes recortes desde hace casi diez años. Es algo que preocupa al conjunto de la sociedad, bien sea como usuario o cuidador. Tengamos en cuenta que el 20% de la población alavesa, es mayor de 65 años y que dicho porcentaje irá en aumento en las próximas décadas.
Desde el movimiento “Pentsionistak martxan”, como personas que conocemos de primera mano esta realidad, con este Manifiesto, pretendemos generar un debate para aunar voluntades entre agentes sociales, profesionales del sector e instituciones, al objeto de conseguir mejoras en políticas sociales.
Es una obligación ética dignificar la atención a las personas mayores. Queremos que se reflexione sobre el modelo asistencial que se oferta desde los servicios sociales y el modelo de residencias que existe en la actualidad.
Es necesario plantear soluciones para un sector cada vez más importante, por el que todas y todos, más tarde o más temprano, acabaremos pasando, a no ser que la fatalidad se encargue de decidir lo contrario.
-Este es el comunicado que han leído las trabajadoras:
La precaria situación que atravesamos las trabajadoras de este sector, completa este círculo perverso. Nuestras mayores no son atendidas con la calidad que se merecen, debido a la falta de personal y a la sobrecarga de trabajo. Hacemos de auxiliares, cocineras, limpiadoras e incluso nos obligan a hacer labores de enfermeras, sin tener titulación. Y no tenemos tiempo para lo más importante, para nuestra función esencial: CUIDAR.
Nos hallamos ante un sector feminizado (95% mujeres) y no producimos; realizamos tareas de cuidado. Las tareas que históricamente han recaído en las mujeres no son reconocidas ni social ni salarialmente. Esta es la verdadera brecha salarial que deberían abordar las instituciones que tan feministas se considerarán el próximo 8 de marzo.
Cobramos 997 euros brutos mensuales, con 200 horas anuales más de trabajo que nuestras compañeras de Gipuzkoa y Bizkaia. No podemos permitirnos el lujo de enfermar, porque los tres primeros días no cobramos nada, del 4º al 20º día cobramos el 60% del salario y a partir del día 21 el 75%.
El objetivo es dotarnos de un convenio provincial, para al menos, equiparar las condiciones laborales de Araba, a las de nuestras compañeras del sector de Bizkaia y Gipuzkoa (al fin y al cabo, en las tres provincias gestionan el gobierno los mismos partidos políticos y dan servicio residencial las mismas empresas).
El primer paso es la apertura de una mesa de negociación entre las diferentes patronales del sector de residencias privadas (entendemos que hay realidades diferentes en cuanto al número de plazas que ofertan) y la parte social, para dar inicio a la negociación del I Convenio Provincial de residencias privadas de Araba.
Los cuidados de nuestras mayores deberían ser una responsabilidad pública pero las distintas Instituciones priorizan la subcontratación en lugar de defender el trabajo directo de contratación y el control de la calidad de los servicios..
El derecho a un convenio justo no sólo beneficia a los y las trabajadoras, sino también la seriedad de las ofertas a la hora de presentarse a los concursos públicos para acceder a un servicio ofertado por las Instituciones, pudiendo evitar, en el caso de existir este convenio, la precariedad, la subcontratación y la competencia desleal entre las empresas, redundando en calidad del servicio prestado.
La calidad y la buena asistencia que merecen nuestras mayores pasan por la mejora de nuestras condiciones laborales.
Debemos ser conscientes de que la unidad que demuestra este Manifiesto conjunto nos hace más fuertes.
Nos seguiremos viendo aquí, los miércoles cada dos semanas, en NUESTRA PLAZA!!