Después del verano pasado, Bilbao-kirolak optó por instalar contadores de aforo en cada una de las instalaciones, pero el mal funcionamiento de estos contadores no ayuda a tener el control real del número de usuarios que ese encuentran en las instalaciones en cada momento. Además, se establece un aforo muy superior en el área de solárium de la zona de baño, siendo imposible que las y los socorristas controlen que todas las personas que se encuentran en la zona solárium no accedan a bañarse. La tarea de las y los socorristas debe ser la de velar por la seguridad de los bañistas y no la de controlar cuantas personas acceden a la piscina, ya que resulta imposible controlar el aforo de la piscina a cada momento.
Como ejemplo, el aforo que establece Bilbao-kirolak para la zona de solárium de Rekalde es de 1074 personas y en la de baño 454. Evidentemente Bilbao-kirolak está delegando en las y los socorristas toda la responsabilidad de que 620 personas no se metan en el agua. Es imposible el control con el escaso número de socorristas de dichas instalaciones, no siendo su tarea la de contabilizar el aforo.
A su vez, las piscinas de Bilbao-kirolak no están capacitadas para hacer frente a la demanda existente a día de hoy, siendo la situación insostenible los días de calor en las piscinas de Artxanda, Errekalde y Txurdinaga, a lo que hay que añadir los problemas por falta de contadores de aforo en las de San Ignacio y Zorrotza.
La situación se agrava con los recortes por el cierre de algunas instalaciones en los meses de Julio y Agosto, donde muchos socorristas subcontratados por Bilbao-kirolak acaban engrosando las listas del paro y el resto se ve saturado en las piscinas mencionadas.
Por lo tanto, desde LAB reiteramos la denuncia de la situación que padecen los y las trabajadoras, siendo un riesgo grave tanto para los usuarios y usuarias de las piscinas como para los y las trabajadoras subcontratadas en las que recae toda la responsabilidad. Exigimos a Bilbao-Kirolak como responsable de la empresa subcontratada y responsable de las instalaciones, que adopte medidas efectivas para que las y los socorristas puedan realizar su tarea correctamente garantizando así la seguridad de los y las bañistas.