El comité se ha movilizado ante la planta de Etxebarri-Ibiña para decir alto y claro que en PEPSICO no sobra nadie y que este despido es totalmente injusto, además de reclamar la readmisión del compañero despedido.
El pasado viernes 29 de noviembre, la empresa despidió a un trabajador de forma fulminante . El comité no puede entender este despido más que como una forma de escarmentar a la plantilla. Hoy ha sido esta persona, pero mañana puede ser cualquier otra.
La empresa sabe de sobra que el despido acabará en los tribunales, y tendrá que pagar la indeminización corresponiente. Pero lamentablemente, la normativa actual permite que, si la empresa paga, el trabajador despedido se queda en la calle. Es completamente injusto, puesto que aunque se pueda demostrar que has sido despedido o despedida de forma ilícita, despedido o despedida te quedas.
Basta de sancionar por sancionar. Basta de buscar problemas donde no los hay para que ciertas personas sientan que tienen un grado de poder que no les corresponde. ¿Por qué, si no, se ha procedido como se ha procedido?
Más le valdría a la empresa que en vez de estar jugando a esto, se dedicara a velar por el buen funcionamiento del centro de trabajo. Han despedido a un trabajador totalmente válido, que ejercía su labor correctamente. Y mientras, encargados y mandos intermedios apoyan esta política del miedo, desoyendo las quejas de las personas trabajadoras. No lo dice el comité. El número de sanciones y la aplicación de las mismas hablan por sí solos.
La organización es un desastre. Se cambian turnos sin cumplir los preavisos marcados en la normativa; se modifican tareas de un día para otro; se mueve gente de una sección a otra; se meten prisas; hay falta de medidas preventivas, sin formación y sin conocimientos. Y luego vienen los problemas, pero en vez de atajar estos problemas, se dedican a chiquilladas para alimentar el ego de unos pocos.