Desde el inicio de la epidemia del Coronavirus, la información y la acción de las distintas administraciones sanitarias vascas y españolas han sido contradictorias. En el caso de Osakidetza, se reitera la opinión de expertas y expertos internacionales sobre la incidencia real de una epidemia viral sin un grado elevado de morbilidad ni mortalidad y, al mismo tiempo, se establecen medidas como si fuera exactamente la situación contraria. Parece que la prioridad pasa por intentar demostrar que nuestro sistema sanitario está preparado para cualquier eventualidad y mostrar una trasparencia informativa que poco tiene que ver con la mostrada en la emergencia medio ambiental de Zaldíbar.
Más que del propio virus, nuestra preocupación surge de la falta de capacidad de gestión de las administraciones vascas. Este gobierno ya nos ha demostrado las consecuencias de una mala gestión y de la improvisación en un caso tan grave como el de Zaldibar. Y Osakidetza es una de las administraciones con una gestión más chapucera, empezando por las OPEs y acabando por el día a día de trabajadores y trabajadoras del Servicio Vasco de Salud. Como era de esperar, estamos viendo en los hospitales y los centros de salud y ambulatorios de Osakidetza que la foto no es tan perfecta como nos quiere mostrar la Consejera.
Los protocolos habilitados son modificados semanalmente y con un déficit de difusión entre las y los diferentes profesionales evidente. La atención primaria, tras años de desmantelamiento paulatino, se ve en una situación de debilidad que todos los años, en época de gripe, queda bien claro. Y a esto debemos añadir el discurso alarmista creado por medios de comunicación y redes sociales.
Como LAB, nos toca recordar a Osakidetza que también es su obligación poner los medios suficientes para que las trabajadoras y trabajadores de su plantilla puedan realizar su trabajo de forma segura, frente al coronavirus, la gripe común o el aire contaminado por el vertedero de Zaldibar. Por lo tanto, exigimos a Osakidetza:
• Campaña informativa clara, concisa y no alarmista en medios de comunicación para aclarar a la población cómo actuar ante sospechas, cuarentenas domiciliarias, etc…
• Garantizar la seguridad de trabajadores y trabajadoras para garantizar el funcionamiento del sistema sanitario:
• Atención especial a embarazadas y personal sensible, por medio de bajas médicas y garantizar contacto 0 con posibles casos.
• Unificación de criterio para la formación del personal en todos los centros de Osakidetza.
• Acabar con la falta de formación e información a los trabajadores y trabajadoras, agudizada en ciertas categorías.
• Exigencia de que los protocolos y la información lleguen absolutamente a todas las y los
trabajadores y todas las categorías, incluidas las contratas y la representación sindical.
• Hasta donde lo permitan las normas de seguridad, formación presencial más allá de colgar vídeos en la red.
• Cumplimiento 100% de los protocolos, actualización de los mismos según se vea necesario, e información actualizada interna y externa.
• Asunción de responsabilidades ante los errores que se hayan podido cometer en la gestión del foco en OSI Araba (no se puede entender que conociésemos el primer positivo por los medios de comunicación el viernes a las 19:00 horas cuando el protocolo no se activó hasta el viernes a las 22:00 horas)
• Reforzar la plantilla en todos los servicios necesarios (Unidades Básicas de Prevención, AACs en ambulatorios, Urgencias,…) y formar a todo el personal nuevo previo al comienzo de su labor.
El coronavirus no es, a priori, un problema de salud pública por su virulencia, sino porque, una vez más, puede dejar en evidencia la falta de estructura sanitaria para hacer frente a situaciones extraordinarias, en unos servicios que se encuentran bajo mínimos todos los días, marcados por la falta endémica de personal, los recortes, la falta de formación; una plantilla marcada por una tasa de eventualidad inaceptable y una gestión oscurantista, ineficaz y escorada hacia la privatización de servicios.