La nueva consejera de Salud se ha puesto rápidamente manos a la obra. Pero sin pensar por dónde ni cómo comenzar. ¿O sí? Tras cuatro años de continuismo dirigidos por Domínguez, lo primero que ha hecho su sucesora ha sido reunirse con un sindicato que representa a parte de un colectivo de la plantilla para intentar responder a sus exigencias obviando las deficiencias estructurales existentes.
La plantilla de Osasunbidea asiste estupefacta a las primeras acciones realizadas por la nueva consejera de Salud Santos Indurain. No ha perdido el tiempo para sentarse en una mesa con los representantes de parte de un colectivo de Osasunbidea dejando de lado al resto del personal. No dudamos de que las presiones corporativistas son muchas y no dudamos tampoco de que la movilización de parte de los facultativos para conseguir que se cumplan algunas de sus reivindicaciones (las económicas sobre todo) suponen para la consejera, médica también, un importante escollo a la hora de iniciar su andadura en la consejería.
Hemos pasado cuatro años sufriendo la gestión continuista del consejero Domínguez, también médico, la inacción del gerente Moracho (respecto a la plantilla, no respecto al trato con proveedores) y el desastre organizativo dentro del complejo hospitalario. Es por ello que desde el sindicato LAB no vamos a permitir que se vulneren los derechos del conjunto de la plantilla, por ceder a las reivindicaciones de sindicatos corporativistas que velan únicamente por los intereses de una élite minoritaria; un entramado de jefaturas sobredimensionadas que basan sus demandas en cuestiones de índole económico y de liderazgo.
La consejera de Sanidad, ante esta situación de aparente conflicto, no ha establecido una ronda de contactos con los sindicatos. En su lugar ha optado por escuchar a una sola organización y dejar de lado a la mayoría sindical que representa al conjunto de profesionales de Osasunbidea.
Deriva continuista
La consejera debería, antes de encarar problemas particulares, preocuparse por la falta de estructura en Salud, el único departamento que aún lo tiene pendiente. Debería trabajar en la reorganización del Complejo Hospitalario, para así hacer frente al deterioro de las condiciones laborales que sufren las casi 6000 personas empleadas en el CHN por culpa de la deriva continuista mantenida en la última legislatura. Es fundamental también la reorganización de la Atención Primaria, pero reestructurando plantillas y cargas de trabajo, no tanto parcheándolo con el pago de productividades.
Hemos sufrido el continuismo en nombres y cargos; un mero cambio de cromos entre los diferentes puestos de gestión. Todas estas personas no han hecho sino velar por sus propios intereses en cuanto a formación, contratación y cotas de poder, relegando los derechos de la plantilla a un segundo plano.
Las reivindicaciones de los facultativos son totalmente lícitas, ya que como el resto del personal sufrieron los recortes de una mal llamada crisis que todavía no han recuperado. Las condiciones laborales han empeorado, la eventualidad y las cargas de trabajo han aumentado, y cada vez se exige más por menos.
Es por todo ello que exigimos al Gobierno de Navarra y a Osasunbidea un ejercicio de responsabilidad que implique un cambio de nombres y de estructura y que vele por los derechos de todo el personal y la mejora de la calidad asistencial.