Artículo de opinión de Ilargi Angulo Elduayen, responsable de empresas públicas LAB en Nafarroa.
De todos y todas es conocida la postura que defendía la ya dimitida directora de la Fundación Miguel Servet, sus intentos por hacer ver al Departamento de Salud las consecuencias de pasar la gestión los ensayos clínicos de la Fundación Miguel Servet a Fidisna. Si se lleva a cabo no sólo llevará a duplicidades estructurales con el gasto público que ello conlleva, pondrá en peligro el ahorro del IVA para la FMS y se traducirá en un desvío de recursos públicos a instituciones privadas como la CUN y CIMA. Esto hacía que fuese una persona incómoda para el Departamento de Salud, que muy lejos de intentar frenar o revertir los pasos hasta ahora dados, como hace unos meses recomendó la Oficina de Anticorrupción y Buenas Prácticas, sigue por la vía de vaciar de contenido a la Fundación Miguel Servet.
Por eso, queremos dejar claro que desde el sindicato LAB entendemos esta dimisión como un paso más en las intenciones de beneficiar a entidades privadas de investigación biomédica en detrimento de lo público, cosa que llevamos denunciando desde hace ya un año.
La realidad, que veremos cómo se transforma, es que, en múltiples ocasiones, el sistema y los profesionales públicos tienen una participación subsidiaria en muchos proyectos –reclutando pacientes, por ejemplo– liderados por investigadores del entramado privado. La creación de grupos mixtos en Idisna, si no hay voluntad de analizar la evolución de esta desventaja de partida, ocultará estos desequilibrios debajo de la alfombra de la gran consigna colaboración público privada. Recordemos que, tal y como exigió el Instituto de Salud Carlos III, el objetivo principal de Idisna tiene que ser el crecimiento en cantidad y calidad de la investigación en el Hospital Universitario de Navarra. Nada más fuera de la realidad.
Y es que es el Departamento de Salud quien constantemente se justifica en la apuesta por la investigación biomédica pública y sus investigadoras e investigadores, la cual no vemos plasmada en la realidad.
Existe un desequilibrio presupuestario de dinero público para financiación de proyectos de investigación biomédica en Navarra, y que muy lejos de frenarla, se sigue alimentando a través de Idisna, dirigida de facto por la parte privada. Según datos de las últimas convocatorias concedidas por el Gobierno de Navarra, por cada euro que se concedió a la investigación biomédica a entidades públicas, una media de 4,4 euros se concede a entidades privadas, ya sea en forma de proyectos estratégicos o en becas predoctorales.
Y cualquiera podría justificarse diciendo que existe una menor calidad en los grupos de investigación pública en sus solicitudes para financiación. Argumentación que no compartimos, pero que, reiteramos, lleva a otra pregunta, ¿qué hace el departamento para frenar esa desigualdad de calidad? Sin un apoyo desde el departamento, ¿no se estaría ayudando a acrecentar esa desigualdad entre grupos privados y públicos?
Llamamos a la nueva dirección de Navarra Biomed, la consejería y el Gobierno de Navarra a frenar este proceso de privatización, a hacer una apuesta solida por la investigación biomédica y garantizar la viabilidad de un instituto de investigación público.