Los sindicatos LAB, ELA, CCOO, ESK, STEILAS, HIRU y EHNE hemos escrito un artículo de opinión en vísperas de la manifestación que tendrá lugar el sábado 27 de octubre, en Donostia (Plaza Centenario, 17:00), contra la incineradora y en favor de un sistema sostenible de recogida de residuos.
También los y las trabajadoras daremos un paso el 27 de octubre para poder decidir sobre nuestro sistema de producción, consumo y gestión de residuos. La mayoría trabajadora de Euskal Herria ha tomado una firme decisión: parar la incineradora y trabajar por un sistema de recogida de basura sostenible, en un momento en el que está en juego nuestra propia salud, el medio ambiente, nuestro trabajo, derechos y futuro.
Una decisión urgente y antidemocrática que dicen hace cerrar la cadena de producción y residuos, ha sido la que ha agujereado las tierras de Zubieta y la que deberemos respirar en el futuro. No faltan razones para que dicho proyecto sea retirado: hemos situado la salud, el medio ambiente y los intereses de la ciudadanía en el centro. Se han dado a conocer contratos corruptos firmados por las políticas neoliberales, a pesar de que las vías democráticas, jurídicas y políticas para interrumpirlas se han encontrado con infinidad de obstáculos. En este siglo en el que los intereses privados no son castigados, estamos en un periodo en el que se socializan los perjuicios y consecuencias de la incineradora -y en general, de los macro proyectos destructivos-. A pesar de que la construcción de la incineradora continúe, y ahora que la justicia ha dado la razón a las y los ex-cargos públicos de la diputación de Gipuzkoa por el ataque sufrido recientemente, no ha finalizado la lucha popular y de los y las trabajadoras: todavía es posible paralizar la incineradora.
Los y las trabajadoras que aquí firmamos no estamos de acuerdo con el modelo de desarrollo de los poderes hegemónicos. En referencia a la gestión de residuos, hay alternativas de futuro reales, saludables, respetuosas con el medio ambiente y sostenibles, participativas y sociales. Dichas alternativas derriban la justificación de la aportación relativa a la valorización energética de las basuras. La transición energética y los modelos de producción que marca Europa tienen como objetivo el fin de la economía lineal, favoreciendo la circular, y para ello se establece una jerarquización de los métodos de gestión. En la parte inferior de la jerarquía y entre las que no se priorizan, están las correspondientes a un modelo lineal caduco de gestión de basuras: como última opción, los vertederos de basura y como penúltima, la incineradora. ¿Desde cuándo responde el modelo producir-utilizar-tirar (para a continuación incinerar o no) a una economía circular?
En cuanto a la energía producida en la incineración, esto es, la razón de mayor peso para defender el modelo de los poderes hegemónicos, conviene tener en cuenta varios aspectos. Por una parte, por cada tonelada incinerada, el 20% se convierten en metales pesados, cenizas especialmente contaminantes. Por otra parte, el sistema de incineración hace aumentar hasta un 78% los gases de efecto invernadero, por lo que resulta incomprensible que la energía conseguida por medio de la incineración se priorice como fuente de energía renovable, y mucho menos que sea llamado así. Y por último, en referencia al tan próximo como crudo ejemplo de la planta incineradora de Zabalgarbi, que no cumple de ningún modo la capacidad de valorización que se le otorga por año.
Con todo ello, queremos recalcar que la política de residuos de los poderes económicos no son una apuesta por los modelos de prevención y gestión que prioriza la economía circular respetuosos con el medio ambiente; no hace hincapié en una verdadera economía circular que tenga como objetivo la consecución de cero residuos. Tampoco hace hincapié en la defensa de una política económica que responda a los intereses de la ciudadanía, puesto que respecto a la incineración, están imponiéndose unas políticas privatizadoras. Se prevé que el gasto total del proyecto llegue hasta los 1.000 millones (cuando no hay dinero para garantizar trabajo y vida dignas), endeudando a la ciudadanía por 32 años, y es que más allá de su explotación, los bolsillos de la ciudadanía gipuzkoana garantizarán las ganancias mensuales a las empresas privadas implicadas. Además, desde el punto de vista de la creación de empleo es mejor apostar por la recogida selectiva de materia orgánica (puerta a puerta) o por sistemas de depósito, devolución y retorno de envases, ya que estos métodos crean más empleo que la incineración.
La economía circular es un planteamiento que va más allá del ciclo de la explotación de los medios, del producto producido y la generación de basuras. Se trata de un punto de vista y de un procedimiento práctico que nos habla de la actualidad y de nuestro futuro, y que tiene en cuenta la vida, la salud, el medio ambiente y los derechos, todo ello fundamental en la construcción de una sociedad responsable y sostenible. La defensa de la economía circular consiste en luchar por una sociedad que apruebe y lleve a cabo los valores de la responsabilidad y compromiso (reducir, reutilizar y reciclar) sobre todo aquello que generamos. Están en juego unos valores que salpican todos los aspectos de la vida.
No nos faltan argumentos que nos ratifican que es posible parar la construcción de la incineradora de Zubieta; tampoco ejemplos reales que, por medio de razones diversas han conseguido poner límite a la política de incineración. Ejemplo de ello: la incineradora que iban a construir en Barcelona, el cierre de Valdemingómez, la planta de Loeches de Madrid, la paralización del proyecto de Huesca, el no de Asturias a la incineradora, el cierre de la planta de Alcora en Castellón, la decisión tomada en toda Italia, el no del nuevo gobierno municipal de México, las protestas ciudadanas realizadas en China por la paralización de tres incineradoras, el cierre de las plantas de Irlanda, Islandia, Inglaterra, Croacia, Eslovenia, Argentina, Francia, Sydney, California, Florida y todas las futuras victorias que están por llegar.
Los y las trabajadoras aquí reunidas nos reafirmamos en la decisión tomada contra la incineración. Continuaremos defendiendo un modelo de vida y de desarrollo en el que creemos, para ir construyendo un futuro sostenible. Los sindicatos, situando en el centro la vida, la salud y el medio ambiente, debemos ser modélicos, debemos trabajar desde la práctica y la humildad, en el día a día; debemos interpelar en nuestros espacios, en los centros de trabajo, en la calle y en los hogares, debemos impulsar la confección de alternativas, pues ése es el cometido de las y los trabajadores. Por todo ello, apoyamos la manifestación contraria a la incineradora, realizada desde la pluralidad de los sectores sociales; dicho llamamiento lo hacemos extensivo para que todo y toda trabajadora se una a esta ola por la paralización de la incineradora; no olvidemos que todavía estamos a tiempo y que es posible: ¡PAREMOS LA INCINERADORA!