Garbiñe Aranburu, secretaria general de LAB, hace una lectura de la actual situación en el 25 aniversario de la reivindicación del Marco Vasco de Relaciones Laborales.
El 19 de febrero se cumplen 25 años de la reivindicación conjunta que lanzábamos ELA y LAB por el Marco Vasco de Relaciones Laborales (y más tarde de protección social). Más adelante también se sumarían los sindicatos con los que hoy formamos la mayoría sindical. Aquella iniciativa supuso un hito, abrió las puertas a un nuevo tiempo político y generó nuevas expectativas entre la clase trabajadora vasca.
Con el objetivo de garantizar condiciones laborales y de vida dignas para las y los trabajadores, apostábamos por un marco vasco elaborado sin injerencia alguna, no dependiente del Estado español. “Aquí vivimos y aquí decidimos”, reclamábamos entonces, una reivindicación que sigue siendo de rabiosa actualidad a día de hoy para LAB.
Nos encontramos en un momento donde la pérdida de democracia y la involución social y política es cada vez mayor. Se está profundizando en las dos principales razones estructurales que sustentan el proyecto del capital: el actual modelo económico y social y la subordinación con el Estado español.
Respecto al modelo económico y social, cabe destacar su carácter antidemocrático en beneficio de las élites económicas, y sus consecuencias, con una cada vez más sangrante precarización de la vida en todas y cada una de sus vertientes.
En este sentido, ha habido y sigue habiendo toda una maquinaria en marcha para, con un objetivo político claro, limitar la capacidad de influencia del sindicalismo abertzale. Entre otros, la desactivación de la negociación colectiva como instrumento para la defensa de los derechos de los y las trabajadoras, así como la estatalización. El objetivo de debilitar la mayoría sindical y social también es compartido por el PNV. Ha quedado demostrado el carácter autoritario y antisocial del Gobierno Vasco, al negar la voluntad expresada por trabajadores y trabajadoras en las elecciones sindicales, creando espacios de diálogo con los sindicatos que representan menos del 30% en la CAV; una actitud que se ha vuelto a reproducir en el Parlamento, al rechazar, junto a PSE-EE y PP, el debate de la Iniciativa Legislativa Popular para hacer frente a la pobreza y la exclusión social.
Las y los trabajadores vascos tampoco podemos esperar nada bueno de la dependencia política hacia el Estado español. Nada bueno podemos esperar de ella las naciones sin Estado como Euskal Herria y Catalunya, porque la involución política conlleva la involución social. El sistema capitalista heteropatriarcal no acepta ni aceptará romper con el régimen del 78, necesita mantener la unidad territorial a toda costa, incluso a la fuerza, para garantizar su proyecto, su propia supervivencia.
La democracia está en juego. Necesitamos más soberanía para hacer frente a la ofensiva neoliberal. La disputa del poder con el capital pasa por poner la vida en el centro y crear un nuevo modelo económico y social en Euskal Herria. Un modelo impulsado por la clase trabajadora vasca, que apueste por el cambio político y social, dirigido a lograr una Euskal Herria socialista. Los sindicatos que hace 25 años salimos a las calles, hoy también tenemos la responsabilidad adecuar la lucha al contexto actual y convertirnos en agentes activos en la lucha soberanista, tan indispensable para la transformación social.
Con la declaración conjunta de 2017, ELA y LAB estuvimos a punto de alcanzar un nuevo hito; ambos sindicatos mostrábamos entonces nuestra voluntad de influir en el contexto político y social al asumir el compromiso de impulsar el proceso soberanista para un cambio social. Una vez más fuimos capaces de ilusionar a las y los trabajadores vascos, pero no fue posible mantener esa llama encendida.
A día de hoy resulta más necesario que nunca poner en marcha los compromisos recogidos en aquella declaración. Vivimos un momento importante, tenemos mucho en juego. Los distintos partidos que han ostentando el Gobierno de España han demostrado que no hay ninguna posibilidad de dar una solución democrática a la crisis del modelo territorial dentro del Estado español. Una involución democrática que se ve directamente condicionada por el auge de la ultraderecha.
El neofascismo tricéfalo en el Estado español le está pisando los pies al Gobierno del PSOE, que tiene los días contados, y sigue sin derogar los recortes y las reformas de los últimos años. Un Gobierno agónico incapaz de mantener ni el mínimo gesto para la resolución el conflicto político catalán.
Ante esta situación, queda claro que no nos faltan razones para seguir con los compromisos adoptados en 2017. LAB está dispuesto a ello, más aún, estamos en ello. Es momento de luchar por la democracia y la soberanía.
En Euskal Herria somos mayoría quienes queremos transformar este modelo económico y social; somos cada vez más quienes defendemos la República Vasca Feminista y Socialista. Euskal Herria es un pueblo vivo. Un pueblo luchador. La movilización social es intensa en este país. Tenemos que unificar las luchas de las diferentes realidades que constituimos la clase trabajadora, y vincular la lucha por la transformación social a la lucha por la democracia y la soberanía.
En LAB seguimos trabajando en esta dirección, y el 19 de febrero en el Kursaal de Donostia, tendremos una gran oportunidad para reflexionar sobre todo ello. Porque tenemos mucho por decir y mucho por hacer.