A los miembros del sindicato LAB no nos faltan razones para adherirnos a la convocatoria: por la salud, un trabajo y vida dignas, nuestra economía y por el clima, nos unimos a la manifestación de este sábado, 29 de febrero, en Donostia para exigir parar la incineradora. La protesta arrancará a las 17:00, desde la plaza Easo.
Ya han transcurrido casi dos décadas desde que se avivó la discusión sobre el modelo de gestión de residuos en Gipuzkoa. Cuando los vertederos rebosaron sus límites y el grave problema quedó en evidencia, los poderes económico y políticos no dudaron en escoger la via de la incineración. Con lo que está sucediendo en Zubieta y Zaldibar, el problema tiene una actualidad ineludible: la gestión de residuos continúa sin una solución adecuada, con dos trabajadores aún desaparecidos, continuando en la precarización y contaminación de las condiciones de vida y trabajo de las trabajadoras. Toda nuestra solidaridad a las familias y amigos de Joaquin Beltrán y Alberto Sololuze, y a todas las vecinas de alrededor. Exijimos responsabilidad y medidas.
De forma semejante al vertedero de Zaldibar, el proyecto de la incineradora de Zubieta ha estado lleno irregularidades desde sus inicios: se ha privatizado la competencia de las instituciones públicas de gestión de basuras, de garantizar nuestra salud y las condiciones de trabajo y vida, haciendo negocio con ellas y con los residuos. La incineración que las políticas más blanqueadoras nos quieren vender como economía circular, es, en el contexto de una necesaria transición, la forma más cara de producción energética, además de la menos efectiva para la creación de empleo, en comparación con otros sistemas de recogida. Es una solución falsa al problema de los residuos, ya que, sin poner en entredicho el sistema capitalista de producción y consumo, lo alimenta, empeorando así la emergencia ecológica, amenazando, en esta contradicción entre el Capital y la Vida, las condiciones de trabajo y vida de las y los trabajadores, y nuestro futuro.
Hoy, la penosa gestión de residuos es una realidad palpable, y la emergencia ecológica su consecuencia. Las trabajadoras tenemos mucho que decir: exijimos condiciones de trabajo y vida dignas para poner en el centro nuestra salud y el medioambiente; reivindicamos nuestro derecho a participar en la toma de decisiones, ejerciendo los principios de atención y precaución, para llevar a cabo una alternativa justa de gestión de residuos pública, transparente y sostenible, que se base en la reducción del consumo, la reutilización y el reciclaje.