Ante las propuestas que lanzamos a la empresa, esta responde siempre con “datos nuevos”, para tratar de invalidarnos. Estamos a su merced. Cuando nos presentaron las unidades de producción, realizamos una propuesta que entraba dentro de las necesidades de la empresa, sin necesidad de novenas horas, manteniendo el empleo y protegiendo la salud de la plantilla. Y ante ello salen otros datos. Tampoco han aclarado si afectaría a toda la plantilla, a parte de ella, o secciones. No hay claridad ni transparencia, porque a cada movimiento de la parte social, nos trata de encajonar un poco más.
Otro aspecto a destacar es que, a día de hoy, el convenio recoge un sistema de producción que podría haber sido aplicado por la empresa y dejarse de este show que estamos viendo. Pero ni la empresa, ni los sindicatos que firmaron el convenio (CCOO, UGT y EKINTZA) quieren aplicarlo ni hablar de ello por la salvajada que supone. Ya lo hemos destacado continuamente: no se puede abocar a la plantilla a trabajar 53 horas las semanas de mañana y 45 de tarde. Somos una plantilla envejecida, con un 35% de trabajadoras y trabajadores por encima de los 50 años, por lo único que traerá consigo la aplicación de estas medidas son más bajas y menor productividad. En su día, fuimos muy críticas y críticos con esta medida, puesto que supone un castigo. Y ahora, el tiempo y los firmantes del convenio así lo avalan.
Ante ello, tampoco nos parece correcto negociar por el “mal menor”. ¿Es o no es un despropósito? ¿Vamos a negociar con nuestra salud a cambio de migajas? Además, y tal y como nos traslada la empresa, no hay certeza de lo que se acuerde se vaya a cumplir y no tengamos que volver a acordar lo ya acordado, tal y como ha pasado con la ampliación de la bolsa. La empresa afirma que solo conoce al 100% las producciones programadas a dos meses vista, con lo que hipotecar y dar carta blanca para todo 2025 es un suicidio. Además, y tal y como se nos ha trasladado, ¿qué ocurriría si en septiembre u octubre se cumplen con las producciones programadas? ¿Y si necesitan una parada técnica más larga? Y que pasa con la conciliación laboral y familiar?
Aquí nos encontramos con la siguiente realidad: parece que nadie quiere nombrarlo, pero todos y todas están hablando del ERTE. ¿De qué complementos, si no, están hablando cuando dicen que la aplicación de otras medidas, sean cuales sean, “no supondrá una merma económica”? Nos podemos encontrar que, después de haber estado meses machacadas, trabajando a destajo, con dos novenas horas, encima nos manden al ERTE. En este punto, queremos recordar el ERTE de 2022, en el que por la falta de (o mala) previsión de la empresa, suspendió 2 jornadas, con lo se abrió la bolsa de desempleo y con la nueva aplicación, se habrán perdido los 8 meses que la plantilla ha generado desde entonces. Los y las trabajadoras pierden tres veces: pierde salud, pierde desempleo y pierde los 8 meses de desempleo generados.
Desde LAB hemos lanzado propuestas varias y coherentes que supondrían un alivio a la empresa. Desde el comienzo hemos propuesto que la solución puede pasar por reducir los ritmos de trabajo, para que las personas no lleguen tan cansadas a la finalización del turno de trabajo, lo cual repercutiría positivamente en el índice de incapacidad así como en la productividad. Ello garantizaría el mantenimiento del empleo, e incluso podría suponer contrataciones. Según dice la empresa, el momento más crítico será entre marzo y abril, por lo que la parte social, de forma unánime, propusimos medidas para paliar el efecto: excedencias, reducciones acumuladas, refuerzo de las líneas, formaciones…
Las instituciones de la CAV, Araba y Gasteiz, prácticamente, han regalado suelo industrial a Mercedes para que pueda hacer las obras de la ampliación de la planta. Además, la empresa ha recibido dinero público mediante el PERTE, concretamente, 130 millones de euros. Dinero que sale de nuestros bolsillos a través de nuestros impuestos. Además, no le exige ningún tipo de responsabilidad social a la empresa. Solo por estas dos razones, la empresa tiene un deber social que debe cumplir con toda la sociedad de Araba, y sobre todo, con la plantilla. Y no olvidemos los 105 millones de euros repartidos en dividendos en 2023.
En resumen, Mercedes tiene capacidad de sobra para poder adecuarse a la situación con las herramientas a su alcance, sin machacar a la plantilla y sin aplicar medidas todavía más lesivas, como puedan ser las 2 novenas horas o un ERTE. Se han lanzado propuestas, pero la empresa quiere tener todo abierto por si tuviera que alcanzar nuevos acuerdos, tal y como está pasando con el acuerdo de ampliación de la bolsa. No hay garantías ni transparencia. No podemos dar carta blanca. No nos dejemos cegar por complementos salariales a cambio de los derechos de la plantilla
Por último, tampoco podemos olvidarnos de todas las personas que trabajan en las subcontratas y están viviendo todo el proceso de forma angustiosa. Exigimos a Mercedes que abra canales de comunicación con esas empresas y sus comités para que también puedan participar en el diálogo, porque la situación tambien afecta a sus plantillas.