A pesar de que se nos ha preguntado acerca de Corrugados Azpeitia, desde LAB apenas nos hemos manifestado al respecto. Lo cierto es que se nos hace complicado valorar algo que no conocemos. Ahora que tanto patronales como representantes institucionales nos repiten lo importante que es fomentar la participación, en la práctica las palabras se las lleva el viento. Ni quienes trabajaron en Corrugados Azpeitia cuando se cerró, ni los sindicatos hemos tenido ningún tipo de información sobre ese supuesto proyecto de reapertura. Vuelven a hablar sobre la vida trabajadores y trabajadores, pero sin contar con ellos y ellas. Por eso, exigimos transparencia: que se dejen de disputas partidistas y pongan encima de la mesa el proyecto que supuestamente se ha presentado. Hasta que lo veamos, nos mantendremos incrédulas.
La consecuencias de la falta de política industrial son gravísimas, pero si no cambia el rumbo de las políticas lo que vendrá será aun peor. Llevamos años en los que la industria pierde peso paulatinamente. Por ejemplo, en la industria manufacturera se ha cerrado el 20% de los establecimientos en los últimos 12 años. Proyectos nacidos con dinero público están quedando en manos de fondos de inversión extranjeros y el intento de atraer inversiones ha provocado sonoros fracasos, como el último caso a manos de Iberdrola. En propaganda sí, ahí sí que el esfuerzo es encomiable, practican la publicidad 4.0., pero en cuanto a estrategia industrial nada de nada.
En lugar de hacer frente a la grave situación, priman los intereses partidistas sobre la política industrial. Oímos con asombro y vergüenza ajena a Arantxa Tapia, defendiendo el empleo de un proyecto que no sabemos si existe.
No olvidemos que hace 8 años sí existía un proyecto, con empleos dignos en Azpeitia, que fue cerrado de manera injustificada. ¿Qué hizo el Gobierno Vasco ante los despidos? La única queja que manifestó fue porque no le habían comunicado previamente el cierre. En el proceso de cierre dio la espalda a los y las trabajadoras.
8 años más tarde, la reforma laboral es utilizada para abaratar salarios y despedir para ganar más. La reforma laboral es una máquina de destruir tejido industrial. Los ejemplos son múltiples: Tubacex, Aernnova, ITP-Aero, Alestis… ¿Donde queda la defensa del empleo y la industria en esos casos? Parece ser que al contrario: a varias de esas empresas se las quiere premiar por destruir empleo en el reparto de los fondos Europeos. ¿Esos empleos no valen nada?