La dureza de los recortes presupuestados por el gobierno del PNV para 2013 contribuirán a recrudecer la ya grave recesión económica que atravesamos, y mientras tanto, no hay ningún problema de dinero para proseguir con las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV).
Urkullu nos ofrece sacrificios para buscar la luz al final del túnel en 2014. Esta es la misma monserga que llevamos oyendo desde hace cuatro años; y sin embargo, comprobamos día a día como la crisis se alarga, la contracción económica se agrava, la destrucción de empleo se dispara y las desigualdades sociales se agudizan.
Así, dichos sacrificios se reflejan (entre otros) en la dotación presupuestaria dedicada a gastos de carácter social que se reduce en 711,5 millones de euros, siendo las políticas sociales las que soportan el 62,8% del recorte presupuestario.
Mientras tanto, no hay ningún problema de dinero para proseguir con las obras del Tren de Alta Velocidad (TAV). Porque, frente a una reducción presupuestaria del 10,8%, donde las inversiones reales caen en un 19,5%, la financiación del Gobierno Vasco destinada a las obras del TAV, tan sólo se reduce un 4,3%.
Por lo que deducimos, una vez más, que nos mienten y nos engañan. ¿Si no hay dinero para atender a las necesidades sociales de la sociedad vasca, porque sí lo hay para financiar obras que no tienen razón de ser, y que no satisfacen las necesidades reales de la población?.
En definitiva, parece ser que no es una cuestión de sacrificios, de responsabilidad; sino simple y llanamente hablamos de la voluntad política del señor Urkulu y del PNV, que una vez más apuestan por la estrategia de reducir los costos laborales y sociales mediante nuevos ataques a los salarios y a las condiciones laborales, así como la eliminación de derechos y conquistas sociales, para seguir beneficiando y engordando a una élite político-económica.
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