LAB denuncia la deriva de la gestión del Departamento de Acción Social de la Diputación Foral de Bizkaia, que dirige el PNV, hacia una cada vez mayor externalización y privatización del servicio público. Tanto en lo referente a la política de residencias del sector terciario, como en lo relativo a la propia gestión administrativa interna.
El cambio de gobierno foral derivado de las últimas elecciones de 2015, así como el contexto actual marcado por un aumento exponencial del uso de estos servicios por parte de la ciudadanía vizcaína no han hecho sino profundizar una doble tendencia: desbordamiento de la propia gestión administrativa y creciente externalización del servicio público, prestado por la Diputación y las empresas públicas Lantik y Zugaztel, hacia empresas privadas como Médicos Bizkaia, SDEC, Intra y otras.
Como muestra, pondremos un ejemplo que demuestra esa deriva: El Servicio de Valoración y Orientación, que engloba a las Secciones de Valoración y Orientación de la Dependencia y de la Discapacidad. Durante el último trienio ha habido un aumento significativo del número de expedientes tramitados por dicho servicio (solicitudes de dependencia, de socio-sanitarias, casos urgentes,…), lo que ha supuesto una sobrecarga importante de trabajo entre el personal administrativo, técnico y médico.
Lejos de la consolidación y creación de más puestos de trabajo de gestión directa, con la correspondiente convocatoria pública y, transitoriamente, con cargo a las bolsas de trabajo existentes, la receta del PNV está siendo la de una mayor externalización y privatización del servicio hacia Médicos de Bizkaia S.L. Dicha empresa, dependiente del Colegio Oficial de Médicos, se encarga de hacer las valoraciones de dependencia y discapacidad, así como sus seguimientos. Cuenta con un peso cada vez más omnipresente en el sector, y su contrato preferente con el Servicio le está permitiendo ampliar sus instalaciones, su plantilla y sus recursos a pasos agigantados. Poseen una bolsa de trabajo con profesionales formados y están socavando cualquier posibilidad de ampliación del empleo público dentro del servicio. El modo de acceso de esas profesionales y su control quedan lejos del control público.
Paralelamente, empresas públicas forales como Zugaztel S.A. y Lantik S.A. cuentan con un presupuesto cada vez más elevado para realizar labores que, en el caso de Zugaztel, la propia Administración foral venía desarrollando hasta la fecha con menos recursos económicos y materiales.
– Zugaztel S.A.: Esta empresa pública foral, encargada de la grabación y escaneo de datos, así como del servicio de atención telefónica, tiene subcontratada con empresas privadas como SDEC (Servicio Especial de Codificación) o Indra Sistemas S.A., gran parte de su actividad. Vaya usted a saber bajo qué condiciones, para grabar datos de alta confidencialidad: datos sanitarios, datos personales,… ¿Dónde queda el control público de esa información especialmente sensible?
-Lantik S.A.: Esta empresa pública, encargada del desarrollo y mantenimiento de aplicaciones informáticas del Departamento de Acción Social y del resto de los departamentos de la Diputación, el año pasado contó con un presupuesto nada más ni nada menos que de 6 millones de euros.
Sin embargo, las y los trabajadoras/es que se encargan del mantenimiento de nuestros equipos informáticos y que, por tanto, desarrollan tareas estructurales que deberían ser desempeñadas por personal propio, pertenecen a empresas privadas subcontratadas por Lantik y trabajan en condiciones precarias (peores sueldos y condiciones laborales, no subrogación,…)
Las prospecciones sociológicas invitan a pesar en una sociedad vizcaína cada vez más envejecida y cada vez más necesitada de un sector público fuerte. Más necesitada de un sector público con recursos personales y materiales bastantes como para hacer frente a un mayor número de situaciones de desarraigo, desprotección, exclusión y marginalidad.
LAB considera que es una tremenda equivocación no pertrechar de los medios necesarios a servicios públicos como los arriba mencionados, mientras se fía su suerte a empresas cuya única finalidad es el rédito propio.