La xenofobia no surge de manera espontánea. Quienes la azuzan saben como ocultarse. Quienes están al frente de la Unión europea, del FMI o de los poderes económicos transnacionales nunca harán alegatos racistas. Se esconden bien lejos tras palabras como humanidad, integración, cooperación al desarrollo o protección de la sociedad de la inmigración incontrolada. Sin embargo, cuando recortan derechos y prestaciones, provocan paro y pobreza e imponen escasez y desprotección a sectores amplios de la población, saben que están encendiendo la mecha de la desesperanza y del racismo, de la división entre la clase trabajadora y de la confusión en torno a los verdaderos responsables de la crisis.
3. En este contexto, Euskal Herria también está sufriendo decisiones políticas y económicas que imponen la austeridad para la mayoría. Se nos niega capacidad de decisión para construir otro modelo social y político, y, con ello, se nos impone el discurso y las políticas de inmigración de los estados español y francés, imposibilitando también la acogida e inclusión de las personas migrantes en parámetros diferentes.
Las medidas de los Gobiernos de Hego Euskal Herria están afectando al conjunto de la población a través de presupuestos antisociales, desmantelamiento de servicios públicos, aumento de la pobreza y desigualdad, … Los mismos gobiernos que se muestran pasivos frente a las actuales políticas migratorias que niegan derechos a las personas; incrementan la acción represiva y criminalizadora; permiten la explotación en la economía de los cuidados, especialmente contra las mujeres; reducen presupuestos que impiden la promoción de la convivencia, la diversidad y la igualdad de derechos en Euskal Herria. Y entre tanto, tenemos que denunciar expresiones racistas que azuzan el miedo y la ignorancia: rumores, prejuicios, requisitos restrictivos, acusaciones criminalizadoras,… que aprovechan la vulnerabilidad social de miles de personas que viven en nuestro pueblo.
El racismo y la xenofobia puede adquirir tonos más o menos agresivos. Es preciso redoblar la atención y las energías para frenarlo, y sobre todo para no equivocarnos de enemigo. En estos momentos, quienes vivimos en Euskal Herria, aún siendo gentes de procedencia diferente, tenemos en común los mismos retos, los mismos intereses y las mismas peleas.
A juicio de LAB, la dinámica que en pueblos y comarcas se está llevando en torno a la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria debería ser un marco de trabajo frente al racismo y la xenofobia, y una herramienta potente para trabajar conjuntamente por un nuevo modelo económico y social, desde la inclusividad y el respeto mutuo. Un modelo que supere el actual marco político negador de nuestra capacidad de decisión y que nos impone leyes de extranjería racistas. Un modelo que nos permita asegurar los derechos y la igualdad de oportunidades con un reparto justo del trabajo y de la riqueza. Un modelo que promueva la convivencia, la solidaridad y la diversidad en la construcción de Euskal Herria.
Euskal Herria, 21 de marzo de 2014