Se han concentrado ante la planta de Asteasu.
La plantilla ha pasado meses escuchando que, debido a problemas técnicos en torno a las turbinas que produce, en un futuro próximo la dirección iba a tomar medidas contra sus condiciones laborales y puestos de trabajo. Ha exigido una y otra vez transparencia a la empresa pero sin obtener una respuesta clara, con la incertidumbre y el malestar generado por las oscuras noticias que se difundían en los medios de comunicación. La dirección se refirió por primera vez a la necesidad de una ERTE antes de las vacaciones de verano y la plantilla ha pasado las últimas semanas a la espera de la comunicación formal de la intención de poner en marcha la medida.
El pasado 19 de noviembre los y las trabajadoras recibieron la notificación de inicio del periodo de consultas y en ella, la empresa ha cruzado una línea roja que no había traspasado hasta hoy: ha obligado a la plantilla a negociar el ERTE de Asteasu junto a las plantas de Burgos, Lerma y Zamudio.
De esta forma, la empresa quiere negociar los términos del ERTE en una mesa en la que las personas trabajadoras no estén representadas de forma justa, anulando la posibilidad que tienen de negociar y decidir sobre sus puestos de trabajo y condiciones laborales. Porque la decisión tiene una intencionalidad clara, debilitar los marcos propios de negociación y buscar mesas negociadoras con relaciones de fuerzas más convenientes para la empresa, y así llegar a acuerdos más baratos.
Ante esta situación la plantilla de Asteasu declara alto y claro que no acepta la decisión de la empresa y que la va a tener enfrente. Por ello, exige a la dirección que revoque la decisión y se siente a negociar las medidas que prevé adoptar en una mesa propia, con voluntad de hablar de un ERTE que afecte lo menos posible a las condiciones laborales de las personas trabajadoras.