Un plan de empleo debería incluir cambios políticos que traigan consigo competencias y recursos para poder llevarlos a cabo. Porque, ¿cómo conseguir empleo industrial de calidad si tenemos una política industrial más orientada a los intereses del capital que a satisfacer las necesidades de la sociedad? ¿Cómo dignificar el trabajo de cuidados sin cambiar este sistema de cuidados que responde a una lógica de mercado? ¿Es posible la creación de empleo de calidad en un momento en el que la digitalización y la robotización se utilizan para aumentar los ingresos de unos pocos en lugar de mejorar las condiciones laborales de los y las trabajadoras?
Actualmente, la reforma laboral es el principal inconveniente para crear empleo de calidad. En los últimos años la precariedad ha ido en aumento, y el Gobierno Vasco ha decidido renunciar a participar en derogar aquí la reforma. Tras la huelga de enero de 2020, LAB, junto a ELA, propusimos acuerdos para hacer frente a la precariedad (salario mínimo de 1200 €, subrogación en subcontratas, acabar con la brecha salarial que sufren las mujeres, semana de 35 horas de trabajo y jornada semanal de 20 horas de trabajo mínimo en jornadas parciales). El Gobierno Vasco no apoyó estas reivindicaciones; se alineó con Confebask dando la espalda otra vez a las y los trabajadores.
En cuanto a la reforma laboral, el lehendakari, Iñigo Urkullu, nos lo dejó claro: no estaban de acuerdo con la derogación de la reforma laboral, y esto es debido a que no derogarla favorece a la patronal (facilita despidos y aumenta la precariedad).
Además, el Gobierno Vasco ha respondido hasta ahora a los grandes retos del empleo de Euskal Herria con políticas y actuaciones a favor del capital y de la patronal:
El Gobierno Vasco ha posibilitado la presencia creciente de capital y fondos externos en empresas de aquí, incluso en empresas creadas inicialmente con dinero público (Euskaltel, Gamesa, Aernova…), lo que no sólo aumenta el riesgo de deslocalización, sino que repercute en el proceso de desindustrialización que ya nos afecta con fuerza. El empleo en la Administración pública es cada vez más precario como nos lo demuestra la enorme tasa de temporalidad, a la que debemos añadir la continua privatización de los servicios públicos, aumentando la precarización del empleo. En muchos casos los procesos de digitalización y robotización son ya una realidad, y los utilizan para aumentar los beneficios del capital, en detrimento del empleo. Ahora que nos urge poner en marcha la transición ecologista, es evidente la falta de una planificación factible y eficaz, también desde el punto de vista del empleo. La situación de precariedad de las trabajadoras de cuidados, imprescindibles para la sostenibilidad de la vida, es escandalosa, y ello beneficia a unas empresas privadas que además deberían ser públicas.
El Gobierno Vasco nos acaba de presentar el Plan de Empleo 2030 en este contexto. A primera vista nos puede parecer interesante: recoge objetivos atractivos; empleo de calidad, empleo resiliente que se adapta al modelo productivo, derecho subjetivo a las políticas activas de empleo e igualdad de oportunidades, proponiendo varios proyectos tractores en esa dirección.
Sin embargo, al mirar la letra pequeña, los planes y proyectos de ley que nos citan para poder implantar políticas de empleo no responden a las necesidades de los y las trabajadoras, sino a las de la patronal.El Gobierno Vasco ha manifestado su intención de utilizar las mismas recetas que ha utilizado hasta ahora para cumplir con los objetivos que señala en el plan, siendo consciente que de que no lo lograrán. De nuevo el plan de empleo ha sido puesto en beneficio de las políticas que quiere marcar Confebask. Mas allá de bonitas palabras, este Gobierno no tiene voluntad de responder a las necesidades de la mayoria de la ciudadania, trabajadora, ni de desarrollar planes efectivos que hagan frente a la dificil situación que estamos viviendo en el ámbito del empleo.
Ni siquiera los pocos proyectos que contempla el plan, permiten realizar cambios estructurales. La propuesta de mejora de Lanbide tampoco garantiza que se vaya a realizar la transformación que necesitaría para convertir el servicio de empleo en una herramienta eficaz.
Y al parecer, el Gobierno Vasco nos quiere alejados de los debates y centros de decisión del plan, quiere lejos los sindicatos como LAB que puedan poner en duda la posición de la patronal, ya que vuelve a dotar a la Mesa de Diálogo Social de Euskadi de un carácter fundamental para la gobernanza de la Estrategia.Gobernanza, a un espacio que no tiene otro objetivo que el blanqueo de decisiones del Gobierno y el desarrollo del plan de Confebask (precarización y destrucción de empleo). ¿Dónde quedan los intereses de las y los trabajadores? ¿dónde se defienden los derechos de los y las trabajadoras? En la mesa de diálogo social no, aquí solo se trabajan los beneficios de la patronal y los intereses del Gobierno.
El Gobierno ha abandonado a las y los trabajadores; los y las trabajadoras están defendiendo sus derechos en los centros de trabajo y en la calle, a través de la lucha, y tendrán siempre el apoyo de LAB.
Las y los trabajadores de Euskal Herria necesitan un plan de empleo eficaz que abandone los intereses de la patronal y que vaya más allá de propuestas generales y abstractas y genere empleo de calidad, para poner en marcha políticas que se desarrollen teniendo en cuenta las necesidades de los y las trabajadores. LAB está trabajando en esa dirección, poniendo su propuesta socioeconómica a disposición de los agentes sociopolíticos y sindicales y promoviendo los debates necesarios en el camino hacia unas condiciones de trabajo y de vida dignas.