Ayer 30 de agosto, en la empresa de Zarautz ELESA TRANSFORMADORES SAU, el trabajador de 47 años A.J.L. sufrió un accidente laboral no traumático y, a pesar de que se realizaron las maniobras de reanimación cardiopulmonar durante largo tiempo, falleció en la misma empresa. En lo que llevamos de 2023 en Euskal Herria han fallecido al menos 33 personas trabajadoras en sus puestos de trabajo, 7 en Araba, 5 en Bizkaia, 10 en Gipuzkoa, 6 en Nafarroa, 2 en Iparralde y 3 en el exterior. En primer lugar, el sindicato LAB quiere solidarizarse con familiares, y personas allegadas y amigas del trabajador.
Los accidentes no traumáticos, infartos, ictus y similares, se han convertido en la primera causa de muerte en el trabajo.
Las enfermedades cardiovasculares no se dan por casualidad, no son fruto del azar, como suele decir la patronal. Se deben a las condiciones de vida y trabajo que soportamos la clase trabajadora y, sobre todo, en algunos sectores concretos, donde existe algunos factores como el estrés, los altos ritmos de trabajo, las presiones, el autoritarismo, la falta de normativa laboral, la subcontratación, la precariedad, etc..
En LAB tenemos claro que necesitamos unas condiciones de vida y trabajo dignas. Tenemos derecho a volver del trabajo a casa sanos y salvas.
La lucha y la organización son las únicas vías para acabar con esta lacra de los accidentes laborales que este año ya ha costado la vida a 33 trabajadores y trabajadoras. De hecho, la solución pasa por un cambio en las relaciones laborales y en las reglas de juego.
LAB ha luchado y va a seguir luchando con fuerza y determinación por transformar el actual sistema, por arrancar un sistema capitalista injusto que solo prioriza los beneficios. En definitiva, luchar por construir una sociedad justa, igualitaria y habitable que ponga en el centro la vida y la salud de la clase trabajadora.