Desde el sindicato LAB denunciamos las políticas migratorias y de frontera como pilares de un sistema estructuralmente racista y aporofóbico.
En Ciudad Juárez, México, el pasado 28 de marzo han fallecido 40 personas y 29 resultaron heridas graves; tras un incendio en el Centro del Instituto Nacional de Migración. Las víctimas eran migrantes en tránsito desde Guatemala, Honduras, Venezuela y El Salvador. Se encontraban detenidas en el área de Estancia Provisional de dicho centro, ubicado en el Puente Internacional Stanton-Lerdo, uno de los límites de Ciudad Juárez con El Paso, EEUU. El fuego se desató, aparentemente, cuando estas personas supieron que serían deportadas.
En Euskal Herria, la frontera impuesta entre Hego e Ipar Euskal Herria también arrebata vidas. Los criterios de los puntos permanentes de control policial se definen cada 6 meses desde el Gobierno de París. En octubre de 2022 varios responsables políticos, como el Ejecutivo de la Euro-Región, los lehendakaris Urkullu y Etchegaray, y Alain Rousset, presidente de Aquitania, se han posicionado a favor de la apertura de esta frontera. A pesar de esto y de las acciones de denuncia de esta situación que se organizaron desde LAB junto a varias organizaciones sociales, el 1 de noviembre de 2022, en contra de la legislación europea, el Estado francés tomó la decisión de mantener cerrada esta frontera durante otros 6 meses. Este plazo está pronto a cumplirse, casualmente, el próximo 1 de mayo. A pesar de que los controles en el puente parecen haber disminuido, se han redoblado los perfilamientos raciales en el tren y otros espacios públicos fronterizos.
A pesar de las distancias, la lógica de fondo entre la frontera norte de México y la del Río Bidasoa es la misma. Se combina militarización, controles racistas, perfilamiento étnico-racial, devoluciones en “caliente”, cooperación policial internacional, politicas migratorias y de fronteras que no garantizan la protección de derechos fundamentales. El objetivo es común y supremo: blindar el Norte Fortaleza de la lacra de la inmigración.
Lo que sucede en las fronteras no son accidentes. Se llama necropolítica y tiene responsables. Hablan de migración legal, segura y ordenada; mientras engordan sus bolsillos con el mercadeo de miles de personas migrantes y refugiadas a las que tratan como moneda de cambio para repartos de favores y prebendas entre gobiernos.Y aquellas personas que consiguen ultrapasar estas políticas de muerte, al llegar a sus destinos tienen también sus derechos como trabajadoras sistemáticamente vulnerados, siendo obligadas a asumir los trabajos más precarizados e insalubres impuestos por esta perversa cadena global de empobrecimiento, sufrimiento y explotación laboral.
Desde el sindicato LAB denunciamos las políticas migratorias y de frontera como pilares de un sistema estructuralmente racista y aporofóbico. Exigimos que, más allá de declaraciones bonitas, los representantes de las administraciones de Ipar y Hego Euskal Herria avancen con medidas y políticas que garanticen tránsitos seguros, vías legales de migración y asilo, infraestructuras públicas de acogida y oportunidades de vida y de empleo en condiciones de justicia para todas las personas migradas, en tránsito y/o refugiadas que decidan vivir o pasar por Euskal Herria en sus caminos hacia otros destinos.
Las vidas migrantes importan. No más muertes en Ciudad Juárez. No más muertes en el Bidasoa. Nunca más Melilla, nunca más Tarajal. Migrar es un derecho. Ninguna trabajadora es ilegal.
Frente a las fronteras impuestas por el capital, solidaridad internacionalista y antirracista desde y entre los pueblos. Euskal Herria Harrera Herria. Mugak apurtu, zubiak eraiki. Gora munduko langileen borroka.
Desde LAB adherimos y apoyamos la difusión de la iniciativa de la Plataforma Trasnacional Migrante: https://transnationalmigrantplatform.net/es/comunicado-de-melilla-a-ciudad-juarez/