Mientras las relaciones entre mujeres y hombres sigan basándose en las actuales relaciones jerárquicas de poder, mientras no pongamos medios efectivos para erradicar la actual situación de desigualdad y discriminación sexual que padecemos las mujeres, mientras mantengamos el actual modelo… la violencia sexista seguirá existiendo.
Mientras persista el actual modelo capitalista patriarcal, las mujeres seguiremos siendo consideradas ciudadanas de segunda, y en consecuencia la violencia hacía nosotras jamas será erradicada. Y esta es una realidad de la que tenemos que ser conscientes.
La falta de reconocimiento de la opresión sexo-genero que padecemos las mujeres, trae consigo la invisivilización de las innumerables situaciones de violencia sexista que sufrimos. Es erróneo identificar la violencia sexista exclusivamente con actos de violencia física, psicológica y violencia sexual, la violencia sexista va mucho más alla, la violencia sexista tiene mil caras. La violencia contra las mujeres es estructural y la conforman todas las agresiones que sufrimos las mujeres en el ámbito político, económico, social y cultural.
Si nos centramos en el ámbito socio-económico, el sistema patriarcal nos ha impuesto la división sexual del trabajo, condenándonos y delegando en nosotras todo el trabajo doméstico y de cuidados, y en caso de querer acceder al mercado laboral, nos ha reservado los trabajos de menor reconocimiento social y económico, ¿esto no es violencia contra las mujeres? La precariedad, la discriminación, la falta de estabilidad, el acoso sexual …que padecemos en el mundo laboral ¿ no son acaso violencia?
En el último informe hecho público por Emakunde un 7% de las mujeres reconocen haber sufrido violencia sexista en sus centros de trabajo. Aún siendo este un dato a tener en cuenta, hay otra realidad que no podemos ignorar, y es que muchas veces nosotras mismas no nos percatamos de las diferentes agresiones que sufrimos, al ser algo cotidiano con lo que convivimos todos los días.
Si realmente queremos erradicar la violencia sexista, no son suficientes la actuales medidas de parcheo, necesitamos un cambio de modelo. Necesitamos un nuevo modelo que tenga en cuenta las necesidades de las personas por encima de los intereses económicos, un modelo en el que las relaciones entre mujeres y hombres sean paritarias y basadas en el respeto, un modelo sin discriminaciones, basado en la justicia social… un modelo propio para Euskal Herria.
Las mujeres de Euskal Herria tenemos ahora la oportunidad de definir qué modelo necesitamos y queremos para Euskal Herria, ya que ahora se inicia el proceso de elaboración de la Carta de Derechos Sociales de Euskal Herria. En este proceso en el que vamos a definir qué modelo socio-económico queremos construir en nuestro pueblo, los derechos, intereses y revindicaciones de las mujeres tendrán que estar presentes. ¡La alternativa que proponemos para Euskal Herria tendrá que ser feminista o sino no será realmente la alternativa que queremos y necesitamos!
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Zaloa Ibeas, Olga Aroz, Izaskun Garcia. Secretaría de la mujer de LAB