Ante la desidia institucional, la movilización y la lucha es el único camino. Por eso, llamamos a la sociedad a participar en la movilización convocada por el comité de empresa de La Naval el 1 de diciembre en Bilbao, y evitar que Ezkerraldea se convierta en un desierto industrial.
En primer lugar, tenemos que decir que no nos ha sorprendido la noticia de que el armador Van Oord no acabe la construcción de su barco en La Naval, ya que era algo esperado. Es un nuevo fracaso del Gobierno Vasco y del Gobierno de España, que asumieron la responsabilidad de negociar esta posibilidad con el armador, y vemos que dichas negociaciones han fracasado.
La situación de La Naval viene de atrás, el proceso de privatización puso las bases de lo que vendría luego: un sector estratégico con mercado y tecnología puede ir a la quiebra por una gestión en manos privadas que prioriza intereses particulares diferentes a los propios del astillero. Seguimos sin saber si el Gobierno Vasco cree en La Naval. El inversor que anunciaron no apareció, y ahora no han conseguido llegar a un acuerdo con el armador. Una gestión nefasta.
De todos modos, aunque se confirme que la decisión del armador sea definitiva y no una estrategia negociadora, LAB sigue manteniendo que La Naval es un astillero de futuro. Aunque ésta sea una mala noticia, el proceso de liquidación sigue adelante, y las opciones de que venga un inversor sigue existiendo. Además, queremos alertar de que lo sucedido puede atraer a inversores con mero afán especulativo que vean un negocio redondo en la adquisición del astillero a precio de saldo, sin obligaciones y con ayudas públicas.
Por lo tanto nos reafirmamos en la necesidad de que en el proceso de liquidación se pongan dos condiciones a los posibles interesados. Por un lado, compromisos con la plantilla, pero tambíen con las subcontratas, pues en el plan de liquidación presentado solo son tenidos en cuenta 177 empleos. Los 2.000 empleos deben ser tenidos en cuenta y ser parte de la solución. En segundo lugar, proyecto industrial y compromisos de futuro, evitando la especulación.
Además, este nuevo proyecto debe ser apoyado por la administración pública, después de la ridícula gestión que están haciendo.