Nos hemos movilizado en Iruñea ante la patronal CEN para denunciar la última muerte en el trabajo ocurrida en Nafarroa. El 12 de abril murió un trabajador de Construcciones Mariezkurrena de 52 años en una obra del barrio de Arrosadia de Iruñea, cuando el operario estaba limpiando una máquina levantadora de palés, el brazo móvil de ésta se le vino encima y le golpeó y le mató en el acto. Desde inicio de año son al menos 20 las y los trabajadores fallecidos en Euskal Herria y en 2021 hubo al menos 68 muertes laborales.
La situación es insostenible, más de una persona trabajadora muere cada semana, y las instituciones no sitúan esta sangría en la agenda política. No es cuestión de azar, es precariedad.
Hemos señalado que en el caso de Nafarroa, se necesitarían al menos 50 inspectoras e inspectoras más para evitar muertes como la denunciado hoy. Además, nos parece muy significativo que, de las 20 muertes que ha habido en Euskal Herria desde inicio de año, 7 hayan sido en la construcción, debido a caídas de altura o atrapados por máquinas.
Se están produciendo muertes en todos los sectores, cada semana, y aquí no pasa nada. Ante esta situación, ¿alguien puede creer que estamos ante una casualidad o mala suerte? LAB exige a las administraciones explicaciones y medidas inmediatas, mayor control y políticas concretas para combatir esta lacra de los accidentes de trabajo y las enfermedades profesionales.