Desde LAB queremos denunciar la actitud de falta de negociación del Departamento de Educación del Gobierno Vasco en los últimos años. Una actitud que se ha visto incrementada los últimos meses con la gestión de esta situación excepcional que hemos vivido. Por todo esto, exigimos al Departamento de Educación que se siente y negocie. Nos quieren mudas pero tenemos mucho que decir.
Aunque para el Departamento de Educación somos personal laboral no docente de educación, somos más conocidas como trabajadoras de educación especial. El colectivo agrupa a personas de diferentes especialidades, cada una con un trabajo específico, con funciones y tareas diferenciadas. Fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales, trabajadoras sociales, transcriptoras, intérpretes de lenguaje de signos y especialistas de apoyo educativo trabajamos en el desarrollo de la autonomía del alumnado con diversidad funcional, dentro y fuera del aula, en colaboración con el resto de profesionales de la enseñanza: profesorado, orientadores, monitores de comedor, etc.
Llevamos años reivindicando nuestras condiciones laborales y a la vez los derechos del alumnado con el que trabajamos. Desde que en 2004 firmáramos nuestro convenio laboral, han pasado 16 años y si hiciéramos balance de estos años podríamos concluir que solamente hemos recibido migajas por parte de la administración. Aunque en la crisis de 2008 el Departamento de Educación metió las tijeras a fondo en nuestro territorio y el acuerdo firmado en 2018 nos llevó a pensar que estábamos dando la vuelta a la situación, la actitud mantenida en los últimos meses por los responsables de Innovación Educativa del Departamento de Educación, ha hecho ver que nos vean como un mero número en las oficinas de Lakua. Entre otras cosas porque los argumentos dados de cara a la previsión de puestos de trabajo del próximo curso se han basado principalmente en el número de alumnado, sin tener en cuenta sus características y necesidades. Ponen de manifiesto, una vez más, que la inclusión no es su prioridad, solo un titular.
Pero nosotros también tenemos nuestros números y en esta ocasión los utilizaremos para hacer denuncias y reivindicaciones:
Desde que en el Departamento de Educación, en diciembre de 2019, anunció la OPE acordada en abril de 2018, no ha vuelto a mencionar nada más. No se ha negociado nada desde entonces. Llevamos doce años esperando oposiciones, la plantilla de personal sustituto es cada vez mayor, siendo la tasa de interinidad en nuestro colectivo superior al 60%. Negociación del nuevo convenio, ¡ya!
En los últimos años también está subiendo la tasa de indefinidos no fijos por sentencia, ya son 38 y muchos de ellos sin perfil de euskera, 23 personas. Puestos de trabajo que se están consolidando para trabajar en español. De momento parece que la administración no tiene mucha intención de que estos puestos se conviertan con el tiempo en perfilados en euskera y por si fuera poco, la herramienta que teníamos para euskaldunizar a las trabajadoras y trabajadores, IRALE, no se ofertará el año que viene. ¿Dónde están las bonitas palabras a favor del euskera que utilizan el Departamento de Educación y el PNV en las campañas a favor del euskara? Se quedan sólo en palabras.
El próximo curso habrá personal que no tenga perfil en euskera en los centros del modelo D. ¿Y dónde están las necesidades/deseos de vivir, aprender, comunicarse en euskera? ¿Escuela pública vasca?
En la actual situación de pandemia en la que nos encontramos, va a ser muy difícil proteger las garantías educativas y sanitarias tanto del alumnado como del personal de educación especial. De entrada, en nuestro colectivo no están definidos los ratios.
El personal especialista de apoyo educativo, muchas veces tiene que atender a 2 personas a la vez e incluso a más si nos encontramos en el comedor y sus horarios son tales que no pueden coordinarse con el resto de profesionales del centro.
Hay 14 Terapeutas Ocupacionales en plantilla que deben atender a 1.341 alumnas y alumnos, lo que da una media de intervenciones de 95 niños y niñas.
Las Fisioterapeutas tendrán que reducir las sesiones con el alumnado, no llegarán a los 30 minutos por sesión, ya que el número de personas a atender aumenta sin que el número de fisioterapeutas aumente proporcionalmente, lo que muchas veces dará lugar a la desaparición de horas de coordinación con el resto de profesionales de la escuela como el personal Especialista de Apoyo Educativo.
La figura de las Trabajadoras Sociales está a punto de desaparecer en la educación y conocemos que la situación de pandemia ha aumentado los desequilibrios del alumnado más vulnerable. Sin atender a la situación psico-social del alumnado no se puede avanzar en el proceso de aprendizaje y las Trabajadoras Sociales son recursos idóneos para ello. Si se quiere avanzar hacia la inclusión, los recursos profesionales son imprescindibles.
A día de hoy, no sabemos qué material de protección ni en qué condiciones vamos a trabajar el personal de educación especial el próximo curso. No sabemos cómo se va a hacer la intervención presencial en los centros de trabajo y menos con el alumnado que tiene más necesidades. A pesar de que nos hemos dirigido una y otra vez a la dirección de Innovación Educativa, no hemos recibido ninguna respuesta por su parte.