Cada día somos menos los trabajadores y trabajadoras en nómina (por diferentes motivos en unos años la plantilla ha disminuido un 15% en la CAV, unos 100 puestos de trabajo, mientras que en el Estado se han perdido 1.000 puestos de trabajo). Estos últimos años se han cerrado centros de trabajo en Durango, Irun, Errenteria, Azpeitia, Ordizia, Arrasate, Tolosa y Tudela en Navarra, con todo lo que esto conlleva, reducción de servicios y despidos. Las condiciones de los trabajadores y trabajadoras que entran a ejercer la venta del cupón, son pésimas, contrato de 700 €, obligados a no descansar en sus días de descanso semanal o vacacional o alargar las jornadas de 8 horas si quieren ser prorrogados. Así, a la mitad de estos trabajadores y trabajadoras se les deja simplemente en la calle sin trabajo. Vendedoras y vendedores que reciben sanciones y despidos por no llegar a los objetivos mínimos marcados por la ONCE.
Sobramos, puesto que la ONCE ha tomado la decisión de externalizar sus productos, ofreciéndoles la venta de nuestros productos a estancos, gasolineras y quioscos de prensa, haciéndole al vendedor y vendedora una competencia directa y desleal.
Sobramos los trabajadores y trabajadoras con discapacidad visual y movilidad reducida porque nos obligan a vender en bares, terrazas, etc. En definitiva a no estar parados y paradas en el mismo sitio, abandonando de esta forma la seguridad y la dignidad laboral que ofrecen los quioscos con el consiguiente aumento de accidentes, robos, etc. El perfil idóneo del nuevo vendedor y vendedora para la ONCE es de una persona no ciega ni deficiente visual, con gran movilidad y a poder ser con vehículo propio.
Y ahora para seguir redondeando con esta “gran labor social” (para alguno será…..), la ONCE ha llegado a un acuerdo con Correos para que esta entidad venda los cupones de la ONCE y así lo está haciendo en este momento en sus 3.000 oficinas de todo el Estado. Con estas decisiones sobramos y seguiremos sobrando.