El paro registrado en Hego Euskal Herria se ha situado en 146.193 personas a finales de noviembre, lo que supone volver a niveles de hace once años. El ligero descenso del mes pasado ha beneficiado sobre todo a las mujeres, sin embargo, continúan siendo mayoría (57%) entre el colectivo desempleado.
No obstante, la evolución del paro no impide comprobar que existe un grave problema de inserción laboral. En el conjunto de los cuatro territorios, cerca de 65.000 personas llevan más de un año actualizando su demanda de empleo sin éxito. Esto significa que el 45% de las personas en paro son de larga duración, y su situación corre el riesgo de cronificarse.
Por otro lado, el paro se ha reducido en gran medida a golpe de empleo de baja calidad, y esto está agravando las desigualdades entre la propia clase trabajadora. El 92,2% de la contratación es temporal y se extienden las formas de empleo precario, a tiempo parcial y con salarios muy bajos. De hecho, la precarización de las condiciones laborales se ha convertido en un factor añadido de exclusión social.
Esta conclusión viene confirma por el último informe FOESSA, del que deducimos que en Hego Euskal Herria hay alrededor de 136.000 personas que, a pesar de estar ocupadas, se encuentran en situación de exclusión.
Todo esto se ve agravado por el retroceso de las políticas sociales y los recortes en las prestaciones, que cada vez resultan más inaccesibles, especialmente para quienes más lo necesitan.
Actualmente, hay 95.500 personas consideradas oficialmente en paro que no cobran ningún tipo de prestación por desempleo, lo que implica un grado de desprotección que afecta a dos de cada tres personas en paro. Además, en el caso de las mujeres la tasa de cobertura del sistema de protección por desempleo es del 32,2% y entre los hombres, del 38,9%. Esto pone de manifiesto que la brecha de género en el mercado de trabajo también se prolonga al ámbito de la protección por desempleo.