Desde LAB celebramos la sentencia principalmente por que 76 limpiadoras despedidas por luchar y mejorar sus condiciones laborales recuperarán sus empleos. Y celebramos la sentencia también porque marca un antes y un después en el sector de la limpieza. El mantenimiento de sus empleos prevalecerá frente a la codicia de las empresas. Ha quedado claro que los clientes no podrán precindir de las limpiadoras subcontratadas porque se hagan mayores o porque sus costes salariales aumenten.
La sentencia interpreta que la decisión de IMQ de despedir a las 76 limpiadoras respondía a elementos reactivos y subraya el carácter de estas limpiadoras de las que dice que “frente a la habitual dispersión y fragmentación del colectivo que integra el personal de limpieza, aquí nos encontramos con una plantilla unida que demuestra capacidad reivindicativa, incluso para llegar a movilizaciones, concentraciones y una huelga indefinida”.
Señala, en ese sentido, que no se ha podido desmentir que fuera precisamente ese y no otro el motivo por el cual IMQ decidió prescindir de todas ellas: “sus reclamaciones conducen a un incremento del coste del servicio con menores márgenes empresariales (…) la situación ha generado una especie de embudo cuya conclusión fue que reclamar y ejercitar los derechos conduce a un resultado perjudicial para los trabajadores.” Con esta decisión IMQ trató de dar una lección a las trabajadoras de limpieza, una lección que ha quedado anulada en la sentencia.
Por último, obliga a la subrogación del personal de limpieza por entenderlo como un servicio fundamental de mano de obra, y no como una actividad residual. De hecho, el número de
limpiadoras de cada una de las clínicas, supone un alto porcentaje del personal total de las mismas. Todas ellas vuelven a sus puestos. Trabajadoras de limpieza, la mayoría mujeres, mujeres de edades comprendidas en franjas de edad que conducen a la exclusión en el mundo laboral. Bravo por todas ellas. ZORIONAK!