El sindicato exige la dimisión de Ares, puesto que la utilización de una violencia desmedida obedece a una estrategia represiva contra la ciudadanía diseñada desde una oficina.
Antes de nada queremos hacer llegar nuestra solidaridad y nuestro afecto a toda la familia Cabacas Liceranzu y a todas y todos los amigos de Iñigo en estos momentos tan duros.
Por desgracia, no es la primera vez que nuestro pueblo se encuentra ante una situación de estas características, ya que viene siendo común que la Ertzaintza haga uso de una violencia desmedida y que, sin razón, golpee, hiera de gravedad e, incluso, como ha sucedido en este caso, provoque la muerte de ciudadanas y ciudadanos vascos.
No es casualidad que esta policía haya cargado en el sitio donde lo hizo, junto a una herriko taberna, como tampoco es casualidad que haya sido contra principalmente jóvenes. Los ataques policiales en Gasteiz contra la juventud todavía están recientes en nuestra memoria, tanto este 3 de marzo como el día 29 de huelga general.
La utilización de una violencia desmedida no es una acción aislada de algún ertzaina, sino una decisión que obedece a una estrategia represiva contra la ciudadanía diseñada desde una oficina. Las mentiras que nuevamente estamos escuchando, tales como que no existen instrucciones de tirar a dar, sabiendo que se hace justamente lo contrario en todas las ocasiones y cuando en distintas cargas está incluso grabado en vídeo, es un intento insolente de intentar negar la evidencia.
Ahí tenemos la multitud de lesiones graves y de por vida que ha provocado la Ertzaintza con sus pelotazos, y especialmente queremos recordar a Rosa Zarra y Kontxi Sanchiz asesinadas de esta manera. ¿Acaso la investigación en profundidad que promete Ares va a tener el mismo resultado que las “investigaciones en profundidad” de anteriores casos? ¿Versiones basadas en la mentira e impunidad para los responsables? Basándonos en la primera respuesta que ha recibido nuesto pueblo, así parece que se pretende, ya que la primera reacción no ha sido más que negar la versión de los testigos y crear artificiosamente dudas sobre lo sucedido. Sin embargo, poco se puede negar cuando un jóven entra en el hospital con una fractura craneal por estallido.
La dimisión del consejero de interior Ares, si tuviese un mínimo de dignidad, tendría que estar ya hace tiempo sobre la mesa, por esta muerte en concreto, pero también por su proceder cínico y manipulador durante todo su mandato que se ha basado en dar la vuelta a la realidad y criminalizar a aquellas y aquellos que han sido los agredidos. Esto llevó al sindicato LAB, junto a otros sindicatos, a metre una querella criminal contra su persona el año pasado.
Antes o después iba a suceder esto, un resultado atroz y terrible que no tiene vuelta atrás. Este caso, sin embargo, no va a poder ser ocultado tan fácilmente a la ciudadanía. Exigimos que se depuren todas las responsabilidades, también las políticas, ya que, como hemos dicho, estas acciones no responden a casos aislados, sino que son el resultado de toda una estrategia represiva.
Bilbao, 10 de abril de 2012