Desde las 10 de la mañana, las trabajadoras de la residencia Inmon Carmelitas de Gasteiz han realizado numerosas actividades para denunciar que tienen el convenio bloqueado. Así, han compartido hamaiketako con aquellas personas que se han acercado a apoyarlas, han usado la imaginación contra el poder en un taller de material de difusión y reivindicativo (pancartas, carteles, chapas…), y durante toda la mañana han mantenido un punto de información frente al centro de trabajo.
Están sin acuerdo para la renovación del convenio de empresa desde 2021 y con la negociación bloqueada desde hace tres meses, cuando la
empresa rechazó su propuesta y la posibilidad de reunirse nuevamente para avanzar en las negociaciones e intentar alcanzar un acuerdo que no suponga un perjuicio para ninguna de las partes.
La empresa tacha de excesivas las peticiones de subida anual del IPC más un 1,5% para 2023, 2024 y 2025, con las que recuperar la pérdida adquisitiva que les han generado dos años de salarios congelados en los que el IPC se ha situado en máximos históricos. Si sube el coste de la vida, los salarios deben subir en la misma medida. No pueden hacer frente a los costes de vida actuales con un salario de 2020
También reclaman una reducción de la jornada anual y una redistribución de jornada diaria. En esta residencia concretamente, trabajan 6,5 horas 8 días y libran 2, y han solicitado a la empresa en muchas ocasiones ajustar el horario para poder realizar jornadas diarias de 7 horas ganando en días de descanso, y la empresa alude falta de personal, al mismo tiempo que imponen jornadas parciales a un porcentaje muy alto de la plantilla, trabajadoras que también están solicitando ampliaciones de su porcentaje de jornada que les garanticen una estabilidad económica y a las que solo les ofrecen miseria y precariedad.
El argumento de la empresa para no aceptar sus propuestas se basa en la no existencia de un convenio provincial y por lo tanto, la aplicación del estatal. Por eso, hoy también han salido a luchar por todas las compañeras del sector. Además, han señalado que están hartas de explicar y relatar nuestro día a día en las residencias, de las condiciones en las que trabajan, de la carga de trabajo y la escasez de medios para poder ejercerlo de manera segura y saludable para las trabajadoras, pero también para las usuarias. Los medios de movilización con los que cuentan son insuficientes o prácticamente inexistentes, las grúas no se sostienen, las ratios de personal son tan
ajustadas que no les permiten ejercer su derecho a la huelga porque son servicios mínimos todos los días del año, tienen jornadas parciales y distribuciones de jornada que no les permiten disfrutar de un tiempo de descanso merecido y necesario y sueldos miserables que las condenan a la dependencia económica
Han añadido que están agotadas y enfermas, enfermas de olvido y abandono por parte de las instituciones, enfermas de abuso y maltrato por parte de las patronales y las empresas privadas que están haciendo caja con este sector. Señalan que sus cuerpos y mentes no pueden sostener este sistema de cuidados por más tiempo y la responsabilidad que la sociedad tiene con ellas como trabajadoras del sector de cuidados es ineludible. Exigen que se haga eco de sus voces, que su testimonio se difunda y que la sociedad a la que cuidan apoye y secunde su lucha.