La oferta que ha hecho Kutxabank para adjudicarse Catalunya Banc, banco creado por Catalunya Caixa, no nos parece ni conveniente ni oportuna para nuestro país. Sería irresponsable seguir pujando para hacerse con esta Entidad catalana en estos momentos marcados por la coyuntura económica y por los avatares de las continuas reformas del sistema financiero.
Si tenemos en cuenta que Kutxabank tendrá que destinar 855 millones para provisionar el ladrillo sano y cumplir así con los nuevos requerimientos establecidos por el Gobierno central, y que Catalunya Banc cifra en unos 995 millones de euros netos el importe de las provisiones genéricas adicionales que tendrá que efectuar para cumplir con la nueva reforma financiera del Gobierno, la operación de compra podría colocar a Kutxabank en una situación peligrosa.
Sabido es que los resultados de Kutxabank del ejercicio 2011 y los publicados, referentes al primer trimestre de 2012, no son los esperados. El balance de los tres primeros meses del año refreja un beneficio de 50,3 millones, un 43,4 % menos que en el mismo periodo del año pasado.
Kutxabank ha tenido que consignar una provisión de 90 millones para hacer frente a la parte proporcional que le correspondería en el pago de la multa impuesta a Euskaltel por su competencia con Orange y que los tribunales elevan a 222 millones.
La tasa de morosidad se ha incrementado en los últimos meses y se sitúa en un 8,3%, y en un 4,7% si queda excluido el dato de CajaSur. Reflejándose así la negativa repercusión que ha tenido la compra de la caja andaluza.
Una hipotética incorporación de Catalunya Banc a Kutxabank- CajaSur permitiría doblar su tamaño hasta configurar un grupo financiero con unos activos del orden de los 150.000 millones de euros y con una fuerte presencia en Catalunya, pero perjudicaría a nuestro tejido económico, poniendo en riesgo al propio Kutxabank que podría verse arrastrado a la intervención del estado y a su privatización, como ha ocurrido con BFABankia, si la situación económica se agrava.
Si sumamos a lo dicho, que los beneficios declarados por Kutxa, al cierre del ejercicio de 2011, de 10 millones de euros de beneficios, no se corresponden con la realidad, ya que tuvieron 192 millones de pérdidas, deberíamos descartar tajantemente la adquisición de Catalunya Banc (entidad que perdió 1.335,2 millones de euros en 2011).
Habida cuenta de los guarismos, la única forma que se nos ocurre emplearía Kutxabank para hacerse con los recursos necesarios para emprender la operación de Catalunya Banc, sería por medio de la venta de sus participaciones en las empresas estratégicas del país. Esto constituiría una irresponsabilidad enorme y esperemos esté descartada por el Consejo de Administración de Kutxabank.
Creemos que ahora es el momento de la consolidación de los pilares de nuestro sistema financiero y no de aventuras financieras expansionistas. Kutxabank debe democratizarse y dedicar todos sus esfuerzos al tejido económico, a la creación de empleo, a la investigación y al desarrollo, facilitando el crédito para la inversión en todos sectores productivos de Euskal Herria.