La suspensión momentánea de los desahucios es una medida que ofrece una solución momentánea a algunas situaciones dramáticas, aunque para muchas personas llega demasiado tarde.
No obstante, esta decisión que desgraciadamente tiene mucho de operación de marketing, no soluciona de ninguna manera el problema de la vivienda. Por un lado, se trata de una medida coyuntural, por lo tanto no sabemos qué ocurrirá cuando se levanten estas suspensiones. Por otro lado, la banca no se responsabiliza (ni desde el ámbito político se le insta a ello) de la situación generada por su hambre de dinero, amparada por este sistema basado en la especulación; toda la responsabilidad recae sobre las personas que compraron viviendas a precios desorbitados y que hoy están siendo desahuciadas mientras el sector bancario recibe dinero público, dinero que está hipotecando el futuro del sistema público.
Por último, no hay que olvidar que los desahucios son solamente parte del problema. Es urgente tomar medidas para garantizar el derecho a la vivienda. La vivienda no puede continuar siendo un bien especulativo, el sector público debe garantizar el acceso a la vivienda de todas las personas.