El 1 de mayo nos levantamos con mal cuerpo ante la noticia de una nueva agresión sexista en Iruñea, en fiestas del barrio popular de la Txantrea, pero esa rabia inicial, a lo largo del día se fue convirtiendo en orgullo hacia una mujer valiente, capaz de denunciar la agresión y un barrio que masivamente salía a la calle para afirmar que en sus calles no se iban a permitir agresiones sexistas.
Todavía se me pone la carne de gallina viendo todas las generaciones de un barrio unidas, a las amatxis, agarradas del brazo, contentas de salir a la calle a denunciar algo que en su día se mantenía oculto y tenían que sufrir en soledad, mujeres y hombres que no aceptan la sumisión y se enfrentan ante las agresiones y gaztes, que con su crespón morado se hacían conscientes de que falta mucho para conseguir la igualdad y gritaban “eraso sexistarik ez”.
Este 1 de mayo ha sido un ejemplo más de que “EMAKUMEON BORROKA, LANGILEN BORROKA DA”