LAB quiere hacer pública su satisfacción por la declaración de enfermedad profesional, de la dolencia que padecen dos trabajadores jubilados de Guardian Llodio. Esta declaración se ha conseguido en sentencias dictadas el 25 de junio por el juzgado de lo social Nº 4 de Gasteiz.
En estos 5 años, estos trabajadores han tenido que hacer frente a numerosas trabas. Han pasado por multitud de médicos de Osakidetza, de MUTUALIA, del INSS, del Instituto de Silicosis de Oviedo, etc. Un camino que se ha realizado gracias a la constancia y el tesón de estos trabajadores, ya que a pesar de encontrarse casi todas las puertas cerradas. Se ha conseguido ir abriendo todas y cada una de las mismas y que se reconozca la verdad.
Durante el juicio se ha intentado poner en tela de juicio por parte de ASEPEYO, MUTUALIA, el INSS y GUARDIAN LLODIO tanto que el origen fuera profesional como que se pudiera declarar como enfermedad profesional las patologías, pero en la propia sentencia deja claro que en Villosa (actual GUARDIAN LLODIO) existió amianto y que estos trabajadores estuvieron en contacto con él y como las placas pleurales con afectación y sin afectación son enfermedades profesionales tal y como recogen distintas sentencias.
Por todo ello, consideramos que es absolutamente despreciable la actitud de estos estamentos, ya que obligan a los trabajadores, como en estos dos casos, a realizar un durísimo periplo por instituciones y juzgados. Esto deja en evidencia que las mutuas, el INSS y las empresas solamente defienden sus intereses y no la salud de la clase trabajadora. Alargan procesos, con el único objetivo de desanimar a esos trabajadores y trabajadoras y sus familiares y que desistan de sus derechos. Y esto es conocido en referencia al subregistro de enfermedades profesionales, tan solo buscan tapar esta epidemia cotidiana a la que están condenados quienes trabajaron con amianto y sus familiares. Si no conocemos la verdad, difícilmente vamos a poder resarcir a las víctimas.
Desde LAB, animar a todas aquellas personas que se encuentren en esta situación, a que exijan su derecho a preservar su salud y a que se reconozca que sus dolencias son debidas a los riesgos ignorados, cuando no ocultados, de su puesto de trabajo y las responsabilidades que de ello se derivan. Ese es el camino.
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