Ayer se firmó el convenio de las y los trabajadores de la residencia Padre Menni de Iruñea. Dicho convenio, tiene una vigencia de cuatro años y si bien es cierto que iguala el doble condicionado que arrastraban las trabajadoras, recoge también una cláusula de arbitraje obligatorio que el sindicato LAB no reconoce ni para este convenio, ni para ningún otro convenio.
La reforma laboral y la reforma de la negociación colectiva han abierto un escenario en el que el poder absoluto y la total unilateralidad que se le otorga a la patronal hace que las y los trabajadores se encuentren en una situación de amenaza tal, que en muchos casos terminan por aceptar el mal menor como solución.
En el caso de Padre Menni, la amenaza de que a partir del 7 de julio les aplicaran el Estatuto de los Trabajadores ha provocado un vértigo que ha llevado a las y los trabajadores a aceptar por mayoría en asamblea un convenio sin garantías de cumplimiento, y esa asamblea se ha traducido en presión a la representación sindical para que firmara este convenio como mal menor. Es por ello que una de las delegadas de LAB se ha visto obligada a firmar dicho convenio.
Entre otras cosas esto demuestra que la respuesta ante la reforma de la negociación colectiva no puede fundamentarse sólo en el ámbito de la empresa sino que tenemos que ser capaces de articular una respuesta global, porque es en la soledad de la empresa donde la situación de las y los trabajadores es más vulnerable ante el chantaje y la amenaza de la patronal.
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