Hablar de reducir el impuesto de sociedades es seguir utilizando las competencias en materia fiscal al servicio de la patronal. Supone premiar, una vez más, a las grandes empresas y al capital especulativo. Supone rechazar la posibilidad de mejorar la situación económica y social de Bizkaia redistribuyendo la riqueza de forma más justa y solidaria.
Es un fraude político y social. Político porque la reforma se está gestando entre el partido en el poder y la patronal, robando a la sociedad la oportunidad de participar en algo que es determinante para nuestra calidad de vida. Y es un fraude social. Esta reforma se debe hacer porque la situación social lo requiere y la situación económica lo permite. En contra, se hará atendiendo los intereses de los que no perdieron en la crisis y son los únicos que han ganado durante ella.
Rebajar el impuesto de sociedades no se justifica ni con su manido discurso de la competitividad. La presión fiscal sobre las empresas es menor en la CAV que en el Estado y está lejos de la media europea. Es cuestión de voluntad y proyecto político. El PNV, con el apoyo del PSE, comparte plenamente el proyecto del PP. Esta fiscalidad es parte de un consenso político sobre como hacer política y para quién hacer política.
Desde LAB nos reafirmamos en la necesidad de una reforma fiscal real que sirva para repartir la riqueza y poner de una vez la política al servicio de la sociedad. Esa reforma será posible si condicionamos las decisiones institucionales activando una mayoría social capaz de generar alternativas.