El motivo de delegar en este concejal han sido los siguientes: “El Alcalde es el Alcade”, “no nos debiera extrañar que no comparezca” y también “siguiendo la tradición, el Alcalde no va a hacer la comparecencia”. Una vez mencionados los motivos por los que Aburto no ha querido dar la cara, pasamos a resumir la postura del PNV de Bilbao y su Alcalde como miembro del Comité Ejecutivo del Museo Guggenheim Bilbao.
Mikel Alvarez ha afirmado que estamos pasando malos años y que les preocupa y les ocupa el caso de las y los educadores del Guggenheim. Sin embargo, ha menospreciado la labor de estas y estos 18 profesionales catalogando su trabajo como “programa experimental”, aunque se trate de un servicio absolutamente consolidado desde hace años. La educación en un museo no es ni “experimental” ni “residual”.
En cuanto a la decisión de destruir 18 puestos de trabajo y contratar únicamente a tres personas de forma directa, el concejal Álvarez ha señalado “coincidimos en la decisión del Museo porque no vemos posibilidades en la subrogación en las condiciones solicitadas, porque sería inviable desde el punto de vista de una economía futura del museo”. Es decir, que esta institución que recibe 250.000 euros anuales por parte del Ayuntamiento de Bilbao (más las cantidades que aporta Diputación y Gobierno Vasco sin incluir las aportaciones privadas) no puede permitirse tener educadores y educadoras con unos salarios dignos sin recortar los puestos de 18 a 3. Tras ser preguntado por las condiciones laborales de los trabajadores y trabajadoras subcontratadas ha añadido: “¿Empleo basura? Basura es no tener empleo”, dejando entrever que la precariedad laboral en el Museo Guggenheim Bilbao le importa muy poco.
Ha quedado patente el profundo desconocimiento del servicio educativo por parte de los responsables políticos del Consistorio. A pesar de que es imposible que 3 personas puedan asumir la carga de trabajo de 18, afirman que se van a mantener el número de actividades respecto al año anterior, algo totalmente falso visto el programa educativo ya publicado por el Museo Guggenheim en el que se eliminan servicios.
Curiosamente, Mikel Álvarez considera que el Museo debe abrir una bolsa de trabajo para la contratación de los tres nuevos educadores y educadoras, en vez de utilizar la bolsa cerrada en el 2011, de la que el Museo pretende seleccionar a personal para educación, cuando ésta se creó para cubrir servicios en Taquillas y Tienda. Aun así, deja en manos del Museo la decisión, aunque ésta sea contraria a lo que él dice defender.
¿Qué clase de representantes políticos son estos que no velan por la dignidad laboral de trabajadores y trabajadoras? ¿Qué clase de representante municipal es alguien que basa su comparecencia solo en datos económicos, cuando hablamos de una Fundación cuya única misión es difundir el arte en la cultura y no generar beneficios económicos? ¿Qué clase de alcalde tenemos, que no conoce, ni le interesa ninguno de los problemas que sufren las decenas de subcontratados y subcontratadas en su buque insignia?
Tras meses en lucha, ésta es la aportación a la resolución del conflicto de los educadores y educadoras del Museo Guggenheim por parte del Ayuntamiento de esta ciudad.