Mes tras mes empresas de Euskal Herria se cierran porque las decisiones respecto a su futuro se toman en fondos de inversión o empresas trasnacionales que tienen como máximo objetivo el beneficio de sus accionistas. Cambiar esta situación solo será posible aplicando otra politica industrial. Exigiendo todo ello llamamos a participar en la manifestación convocada para este sábado en Bilbao a las 12:00 desde el Sagrado Corazón bajo el lema “Gure industriaren defentsan, por una política industrial real”.
Las multinacionales y los fondos de inversión se están haciendo con cada vez más empresas vascas cuyos beneficios se acumulan en manos de gestores y accionistas que los utilizan para buscar ventajas competitivas en otros países con inferiores costes de producción.
Los gobiernos, tanto españoles como de la CAV, hacen todo lo necesario para conceder ventajas fiscales y de todo tipo para que el capital disponga de más capital para seguir haciendo lo mismo, mejorar sus cuentas de resultados con la ingenua o cómplice esperanza de que van a invertir en crear empleo y desarrollar nuestro tejido productivo. Sin embargo, no se establecen exigencias en ese sentido.
De nada vale lamentar cuando se produce un cierre si no hay una política económica con capacidad de predecir situaciones y actuar en consecuencia, impulsando estrategias de apoyo a la inversión, a la innovación, a la organización y la democratización de las empresas, la cualificación y estabilidad laboral y una redistribución del beneficio que prime el interés colectivo por encima del interés de inversores y rentistas.
No hay por parte de las instituciones vascas una estrategia identificable para conformar un espacio socio-económico vasco competitivo en el contexto de la internacionalización de la economía. No hay políticas detectables que promuevan dinámicas de desarrollo endógeno con la internacionalización. No hay planificación estratégica alguna que nos indiquen cuál es el modelo industrial en particular y socio-productivo en general de las instituciones vascas y qué se está dispuesto a poner encima de la mesa para construirlo. En definitiva, no hay una política industrial real.
Ante esta situación, lo único que nos queda es la organización y la lucha. En un marco legislativo que dota a las grandes multinacionales de todas las herramientas, y con unos gobiernos sumisos que no son capaz de hacerles frente, la lucha es lo único que queda al conjunto de trabajadores y trabajadoras. La lucha de hoy será el empleo de mañana.