Mayo suele ser un mes tradicionalmente propicio para la creación de empleo. La proximidad del verano impulsa la contratación ligada a la temporada estival, y esto contribuye a la reducción de las cifras de paro.
De hecho, la cifra oficial de desempleo en comparación con el mes anterior se ha reducido en 3.286 personas. Esta disminución se ha notado especialmente en el colectivo masculino y en el sector servicios.
Sin embargo, la cruz de estos empleos es la baja calidad de los contratos firmados: trabajos de escasa duración, en muchos casos a tiempo parcial, y salarios muy bajos.
Existe un consenso generalizado en cuanto a considerar que el actual modelo de recuperación es excluyente y precarizador desde el punto de vista laboral; pero en esta época del año sus peores males se acrecientan.
En lo que va de año el 92,9% de los contratos firmados ha sido temporales, pero en mayo la contratación temporal ha ascendido al 93,8%. En definitiva, la calidad del empleo no mejora, al contrario, empeora.
El abuso de la contratación temporal continúa siendo la gran asignatura pendiente del mercado laboral que, además de precarizar y descualificar la mano de obra, también lastra la productividad económica.
La elevada rotación laboral es además un obstáculo que dificulta la generación de derechos para acceder al cobro de prestaciones por desempleo. Además, la cronificación de las situaciones de paro hace que cada vez haya más personas que agotan su derecho a prestación.
Todo esto unido a la ineficacia de los servicios públicos de empleo, tanto en las tareas de intermediación laboral como en políticas activas, configura un escenario que agrava las carencias del sistema español de protección por desempleo. Un sistema insuficiente y defectuoso que también se ha visto afectado por las reformas aprobadas por el gobierno del PP con el objetivo de endurecer los requisitos de acceso a las prestaciones y de reducir su cuantía.
Actualmente sólo el 29,3% de las personas consideradas oficialmente en paro reciben algún tipo de prestación por desempleo, y deja desatendidas a cerca de 112.700 personas.