Izaskun Guarrotxena, representante de LAB, ha comparecido en el Parlamento de Gasteiz en la comisión de trabajo para la modificación de la ley vasca de no exclusión de las personas transexuales por identidad de género y reconocimiento de sus derechos. Así, ha participado en el debate de la segunda modificación de la Ley 14/2012, de 28 de junio, para denunciar que la diversidad de identidades de género que la ley pretende reflejar, reconocer y proteger no llegará al mundo laboral. El reconocimiento formal de derechos es mero formalismo si su cumplimiento depende de la buena voluntad de las empresas.
Según datos del Estado, el 86,6% del colectivo LGTBI oculta su identidad de género u orientación sexual en las entrevistas de trabajo. Es muy significativo que la situación más alarmante se dé en el colectivo trans, colectivo que no puede ocultarlo, donde el paro es del 80%.
No disponemos de datos de la CAPV. Esta proposición de ley se está elaborando sin ningún tipo de diagnóstico. Y no vemos cómo se va a superar este déficit, porque no se contempla ni el compromiso ni los instrumentos para hacer una foto real de la situación laboral del colectivo. Ésa es nuestra primera crítica y no creemos que sea un pequeño error.
La diversidad de identidades de género en la sociedad vasca existe, no se producirá como consecuencia de esta ley. Dicen que el objetivo de la ley es que no sea causa de discriminación, que se garantice la igualdad de derechos, pero ni reconoce ni refleja hasta dónde llega la exclusión de las personas trans en el mundo laboral.
No estamos de acuerdo con la visión de la que parte la ley, que parte del binarismo y la sexología. Creemos que hay mas diversidad en los tránsitos. Pero entendemos que situar los conceptos de transexualidad y transgénero es un paso. Ahora bien, en lo que se refiere al mundo laboral, a los derechos laborales y a los derechos sociales derivados del empleo, esta ley no supone ningún paso real porque no establece ninguna medida real para incidir en el mercado laboral.
El cumplimiento de la lay queda en manos de la buena voluntad de las empresas. La ley no genera obligación alguna, y la administración no se dota de ningún mecanismo para hacer efectiva la ley. Establece la misma estrategia que la ley de igualdad, y el resultado será el mismo: igual que no se avanza en la igualdad entre hombres y mujeres, esta ley no transformará la realidad de discriminación laboral de las personas trans. Cuando sean excluidas tendrán que demostrar que ha sido un caso de discriminación por motivos de identidad de género. La empresa y el empresario evitarán toda responsabilidad. La administración no hará prácticamente nada. Y quienes estamos luchando contra la discriminación en los centros de trabajo seguiremos sin instrumentos efectivos para conseguirlo.
Si se quiere garantizar que la decisión de transitar sea libre se debe garantizar que no va a ser obstáculo ni problema para vivir en condiciones dignas. En estos momentos lo es, si se aprueba la ley tal y como está, seguirá siendolo. Desde LAB hemos llevado propuestas concretas, hemos pedido medidas reales, en función de las cuales fijaremos nuestra posición ante estos cambios legislativos.