Hace una semana salió a la luz la sentencia firme de la Audiencia Provincial de Navarra del juicio contra Juan Carlos Ciprés Aznar, propietario del Hotel Castillo de Javier situado en la calle San Nicolás de Pamplona, tras la denuncia penal interpuesta por una trabajadora migrada de origen búlgaro. Juan Carlos Ciprés ha sido condenado a 9 meses de prisión por un delito contra los derechos de los trabajadores y a indemnizar a la trabajadora con 3.000 euros por los daños morales causados durante los seis años de explotación continuada. LAB valora que la irrisoria indemnización impuesta y el hecho de no haber considerado las agravantes de género y de condición de inmigrante de la víctima no hacen más que confirmar la impunidad con la que actúan este tipo de explotadores sin escrúpulos.
El sindicato LAB cree necesario remarcar que se ha vuelto a constatar que el sistema judicial y los empresarios van de la mano, que tienen una unión estrecha y que lo único que sale del Palacio de (in)Justicia de Navarra son sentencias fieles a este sistema racista, heteropatriarcal y capitalista, ya que niega la triple opresión que sufren muchas trabajadoras en el día a día por los hombres blancos con poder.
La denuncia cuya sentencia se ha conocido ahora no fue la única interpuesta contra el Hotel Castillo de Javier. Fue una compañera de Pepa la primera que interpuso una denuncia en Inspección de Trabajo para denunciar las condiciones en las que se encontraba trabajando, ya que Pepa, en su condición de persona migrada recién llegada, no era capaz de realizar la denuncia en castellano. Fue esa misma compañera la que animó a Pepa a acercarse al sindicato LAB para que le acompañase y asesorase en las siguientes acciones judiciales. Este sindicato interpuso varias denuncias en el Juzgado de lo Social, para reclamar cantidades y una contingencia de origen laboral. Además, le asesoró para que denunciase por la vía penal lo sufrido entre 2008 y 2015. Y por último, el sindicato LAB utilizó también la acción sindical, mediante una acción de protesta del piquete feminista en diciembre del 2017.
Cabe decir que tanto Inspección de Trabajo como el Juzgado de los Social tramitaron las denuncias correspondientes y sancionaron en su día a Juan Carlos Ciprés, aunque las cuantías de las sanciones impuestas no hicieron justicia a los hechos denunciados; por lo que una vez más quedó acreditado que a un explotador como Juan Carlos Ciprés le sale más barato seguir explotando.
En la acción de protesta realizada en 2017, el piquete feminista denunció que Juan Carlos Ciprés Aznar acosaba, explotaba y agredía a las trabajadoras vulnerando sus derechos básicos y así lo hizo con Pepa: obligándola a dormir 6 noches a la semana en un almacén sin ventilación ni aseo para hacer el servicio de recepción nocturno; sin descanso semanal; realizando doble jornada; sin reconocimiento de los accidentes de trabajo producidos…
Para poder explotar a sus anchas, Ciprés contrataba a las trabajadoras según un patrón específico: mujer, con procedencia de origen diverso, que esté sola en su entorno sin nadie a quien poder recurrir y/o con personas a su cargo, y que no domine el idioma del todo (en este caso el castellano), lo que hace aún mas vulnerable a la persona trabajadora, más aún en una empresa pequeña donde es muy fácil establecer relaciones de poder y no tienen el respaldo legal de tener representación sindical.
Todos estos años explotada, acosada y luchando para ver cómo en un juicio hay falsos testimonios, mentiras y una condena que niega el agravante de género y condición de extranjera hacen que Pepa a día de hoy tenga unas secuelas psíquicas y físicas que desde luego no se reconocen por este sistema de (in)justicia.
Afortunadamente, es destacable la solidaridad, empoderamiento y lucha de las que en su día fueron compañeras de trabajo de Pepa -todas ellas mujeres migradas-, ya que sus relatos y apoyo han sido claves para poder destapar a este explotador y romper el aislamiento al que estaba sometida Pepa. También son dignas de destacar las respuestas dadas desde diferentes organizaciones y movimientos vecinales ante esta situación.
Mientras desde los poderes judiciales y administrativos miran para otro lado, LAB seguirá denunciando con las trabajadoras todos estos abusos que por sistema son admitidos y cubiertos, y seguirá siendo herramienta para el empoderamiento de las trabajadoras. Por ello ofrecemos nuestra colaboración a cualquier persona u organismo que quiera denunciar la explotación o abusos contra las personas trabajadoras, especialmente las más vulnerables.No podemos olvidar que en el Bar Hostal Castillo de Javier no es el único sitio donde se explota.